MUERE

Llega tarde la caricia desmedida,

tarde llega hasta tus ojos la sonrisa.

Se han perdido entre la arena los momentos

y el tiempo se escapa marchito entre los dedos.

Tarde llegan las quimeras a tus labios,

las palabras hacen eco entre mis manos,

el vacío se atropella en los agravios

herido de muerte, un corazón desangrado.

Muere de a poco este amor callado.

Muere de ausencia, de puños cerrados,

entre gritos sordos, gemidos ahogados,

entre lágrimas negras y puentes quemados.

Muere en silencio, batalla y escarnio,

entre piel vestida de ilusiones ciegas.

Muere en tristeza, trazando naufragios,

palabras mojadas, sendas que se agrietan.

¡Agoniza el alma entre sueños robados!

¡Agoniza y muere! ¡Ay, amor, derrotado!

 Duérmete un instante junto a mi regazo.

Entornaré los ojos. Andaré mis pasos.

Cerraré los cielos de estrellas y rasos,

apagaré la noche, me quedaré a tu lado

hasta ser recuerdo calmo y templado,

de unas alas rotas, vientos de pasado.

ME REBELÉ

Luché por no sentirme arrebatada.

Me rebelé ante el ardor de mis entrañas

Dilucidé con mis razones, las sabias, las paganas,

con mis lógicas austeras, rectas y adecuadas.

Con mi cordura, cerrada por ausente,

con mi locura, vetada y reticente.

Me protesté a mi misma una y mil veces

pero de nada sirvió tamaña réplica

porque tu amor las rompió dulce y candente

y de a poco el aroma de tu esencia,

fue impregnado mi vida cual torrente.

Me transformé en lenta lluvia calmada

que suave recorre el contorno silente,

de tu piel canela en entrega quebrada

contra la piel de mi pecho, descarnado y ardiente.

Por ti soy la dulce humedad de un beso,

descubriendo tibiamente tus labios sedientos,

arrullando entre mis dedos la ternura de lo incierto,

bosquejando entre caricias la textura de tu cuerpo.

Por ti, soy hembra exuberante, mujer sin velos,

sin banderas supinas dormidas al viento,

solo este amor que grabado a fuego lento,

nace y late para conjugar tu verbo.