Le robé a tus ojos una dulce lágrima
que quedó cautiva bajo una mirada
cristalina y tierna, llena de nostalgias
que se fue tornando en una noche clara.
Llegaste cansado de caminos rotos,
lleno de silencios, de espejos vacíos.
Surcos de añoranza marcaban tu rostro
con todos los sueños yermos y marchitos.
Tejí entre mis manos un manto de estrellas,
para acunar en la noche todas tus tristezas.
Pinté en un lienzo mil palabras bellas,
vacié tus sombras, mastiqué tus penas.
Hallé entre tus dedos la semilla tierna
que sembró mi cuerpo con toda su esencia.
Floreció en tus labios mi carne serena,
que se llenó de ti ¡¡ de tu pasión, de tu entrega!!
Aprendimos a vernos en las cosas pequeñas,
en un reflejo de luna bajo la mar inquieta,
en una gota de lluvia deslizándose en la arena,
en una simple caricia que se viste de poema.
Aprendimos a amarnos con la fiereza del alma
con la ternura del viento, con el fuego en las entrañas,
con la locura del loco que no sabe de mañanas,
es el hoy lo que respira, lo que entrega, lo que ama.
Eso que escribes, es el encuentro con el amor, eso que escribes es lo que espera el alma que no sabe de rutinas y si de entregas, eso...
ResponderEliminarMadre mía, eso...
Te dejo un beso
Sensillamente maravilloso tu poema...
ResponderEliminarBesos,Vega Pasión.
Bendito sea el recuerdo que me traen tus palabras! Hermoso! y hermosa la música. Andaré por aquí Angela. Gracias por pasar por mi casita.
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