Me robas la calma, con esa mirada serena
que adivino paseando por mi espalda.
Sin prisa pero sin pausa, arriero,
descienden tus manos morenas
en las laderas curvadas de mi cuerpo.
Me robas la calma, con tu silencio.
Calladamente te acercas,
me provocas con el calor de tu pecho,
mientras tu boca febril me acecha,
para derramar su ternura en mi cuello.
Tirita la noche oculta en tus ojos,
¡me tiemblan los labios en la esquina del beso!
las caricias vuelan meciendo el deseo
y con el roce de tu piel estremecida
¡renazco de nuevo!
¡Rompes las costuras que me visten!
¡Rasgas con tu lengua los anhelos!
¡Bebes de mi sed, pozos de aliento!
¡Sembrando vida en los pliegues de mi cuerpo!
¡Me robas la calma, eres mi desvelo!
¡Hombre con piel de hoguera,
corazón de fuego!
¡En tus brazos soy quimera,
delirando entre tus vientos!
¡Dame la calma, amaina el deseo!
¡Eres tú depositario de esta llama,
que me enciende el alma! ¡Dame ya sosiego!
..el alma y tambien el cuerpo! Me encanta esta poesia llena de entrega, la piel de estos versos no saben mas que de pasiones, de amores, de manos juntas y bocas que se pertenecen, que maravilla! Y preciosa la imagen que elegiste para acompañar el texto.
ResponderEliminarMe voy contenta despues de haberte leido, un abrazo!