Ya no esperaba encontrarte
en el susurro lento de la tarde, no.
Ya no espera sentir en mis manos
la caricia de amarte.
Pero llegaste tú,
inesperadamente tú,
¡irreversiblemente tú!
Poblando el aire con el aroma de tus labios,
en la quietud del silencio, en el cansancio de los años.
Llegaste respirando sueños entre los páramos colmados
de ayeres lentos, intransitables, derrumbados.
Llegaste con una chispa de vida en la mirada,
conjugando en la noche el verbo y la palabra,
¡reventando las costuras de mis besos!
¡enredándote en mi piel de terciopelo!
No te esperaba, no.
Ya no esperaba encontrarte.
Y me sorprendió la mañana
dibujando una caricia en el estante,
inventando travesuras para darte.
Llegaste tú
inquisitivo, irrefrenable,
¡inmoralmente hermoso!
¡irremediablemente bello!
¡Cómo no amarte!
Llegaste para quedarte
como se queda el latido
suspendido en el pecho,
meciéndose en el alma,
en el péndulo del tiempo,
deshojando esta ternura
que nació para abrazarte.
Me encanta esta poesia! Se respira aire nuevo, luminoso, la esperanza del amor que llega y le quita al corazon las ropas viejas. Hay ilusion, esperanza y sueños puestos en ese recien llegado.
ResponderEliminarAbrazos.