“Tengo una soledad tan concurrida... tan llena de nostalgias y de rostros de vos...”
Mario Benedetti
Solo tengo una. Una soledad inmensa.
Ajetreada en el vaivén de tus recuerdos.
No hay semáforos que frenen
el devenir de tus dedos en mi cuerpo,
la caricia atormentada de tus labios,
el aroma inconfundible de tus besos.
Estallas en mil pensamientos distintos,
que despojados de color me visten de invierno
y se deslizan bruscamente por el frío
cubriendo esta soledad con un manto de silencio.
Solo tengo una
¡una inmensa soledad que me asesina!!
Me despoja de los sueños,
me derroca, me domina,
invalida mis deseos
y a su merced, sin remedio,
transcurren, cansadamente, mis días.
Pero tú estás.
Estás en cada esquina
recordándome tu marcha.
Estás en aquella farola encendida
donde duerme la ventana,
mientras embalo mi vida,
y empaqueto tu sonrisa en unas cajas.
Y en ocasiones,
aún escondo la mirada
tras un manto de pestañas
para que la lluvia cese
y no me sorprenda el alba
empapada de tu ausencia,
abrazando soledades
que me están quebrando el alma.
ojala esa soledad sea pronto reemplasada...
ResponderEliminarPrecioso poema.
Besos,Vega Pasión.
Deja a la soledad, es buena compañera solo para un rato, deja de abrazarla y abrázate a la vida.
ResponderEliminarHola Vega
ResponderEliminarLa soledad a veces se hace necesaria. Gracias por estar aquí. Un beso.
Marikosan, en ese abrazo a la vida, también hay espacio para ese pedacito de soledad. Un beso y gracias por tus palabras.
Humberto, me he dado una vuelta por tu espacio y me encanta. Nos veremos entre letras. Un beso
Pues si, es una soledad concurrida...
ResponderEliminarAyssssss, de soledades y soledad.
Un besote, mi querida amiga