lunes, 20 de enero de 2014
A salvo
A salvo.
No consigo sentirme a salvo de mí misma. A salvo de tantas noches de insomnio con un miedo brutal aullando en las pupilas.
A salvo de las sombras. De la honda tristeza de aquella niña rota y malherida.
A salvo de esa mujer apagada que me contempla en el espejo y que a veces llora su derrota con lágrimas de ceniza.
No consigo sentirme a salvo de este dolor. No… no consigo sentirme a salvo de la vida.
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Pero, aunque parezca mentira, tu protagonista si está a salvo aquí, entre sus versos y poemas.
ResponderEliminarUn abrazo en la noche.
Bueno, eso es cierto Rafael. A mi protagonista, los versos la han "salvado" más de una vez. Gracias por tu cercanía. Un abrazo
Eliminar"A salvo de la vida" resulta un final estupendo, Ángela. Como dice Rafael, las mismas palabras, son la salvación. Besos y versos.
ResponderEliminarEs cierto Marcos, las palabras son siempre un buen refugio. Un beso grande
EliminarY ¿Quien está a salvo?
ResponderEliminarAlgún que otro náufrago, supongo.
Besos.
Sí... supongo que nadie está a salvo, pero estaría bien tener un pequeño rincón donde sentirnos "a salvo" en cualquier circunstancia.
EliminarUn abrazo Julio
cuanta verdad en este poema, quién no se ha sentido defraudado alguna vez y al contemplarse ante el espejo, sentir el miedo al fracaso y un lloro que se derrama dentro del alma.... espero que ahora la persona de tu poema vea reflejada una sonrisa en el espejo ...
ResponderEliminarRecobremos la vida sin temor y el deseo de no querernos salvar!!!
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