Vomitar alegremente la tristeza.
Llorar en carne viva, con sangre entre los dientes
y escupir de vez en cuando
en las estacas de madera.
No es de buena educación hablar en alto,
gemir en alto,
follar en alto,
manchar de semen el carmín de las estrellas,
ir dejando en las baldosas los lunares
y abrir la carne
abrir la carne de arriba abajo
para que muerdas.
No es de buena educación,
ser “diferente”
amar los grises y la lluvia cuando llegan
y recitar “Vete a la mierda”
con mucha calma, amablemente,
y seguir buscando
esa saliva que no salva,
que no dice la verdad,
pero que nunca te miente.
No es de buena educación quererse a medias.
Ser inseguro.
Ser imperfecto,
Ser incoherente.
Buscarse y no encontrarse entre la gente,
en el espejo, en los zapatos y…
¡querer perderse!
No… no es de buena educación ser yo, a veces.
Precisamente por eso y para ser "bien educados", debemos ver en los demás el espejo en que nosotros deseariamos vernos y ver en las cosas que nos rodean, un algo nuestro valioso y apreciado, para lograr que la sensibilidad haga estremecer al alma con sus versos.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz día Ángela.
Veo que estás sobrepasando las barreras de la impudicia para sumergirte en el amor terreno e inmoral (terreno abonado para toda clase de suscitaciones ambiguas).
ResponderEliminarAmo la ambigüedad impropia de los versos insanos. Creo que es más evidente la verdad en la saliva que nos miente, puesto que los verdaderos besos suplican siempre el engaño a los amantes.
Recuerda que los bien-educados no dejan de ir a los burdeles después de confirmar el amor por sus queridas esposas.