Quiero ser de tu piel
esencia, fuego y miel.
Trabar las puertas de lo incierto
sucumbir cálidamente ante tu pecho
y condenarme en las cadenas de tus dedos.
Quiero ser caricia en tus manos ciegas.
Destinataria del susurro de tu boca tierna,
que anochecida en el regazo de una estrella
rompe las costuras de mi piel en primavera,
penetrando en la frescura cristalina de la espera.
Hallar en tus ojos encendidos
la ruta trazada hasta el delirio
de ser tu origen, ¡tu destino!
¡De hacerte mío!,
dibujando las líneas de tu cuerpo
más allá de los pliegues escondidos.
¡Desnudez, belleza primigenia!
¡Desnudez, latente, erguida y dueña!
¡Desnudez de dos almas inquietas
que arrebatadas se tornan prisioneras!
¡Cautivas entre las brasas de esta hoguera!
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