No sabe la noche que es noche,
por ser oscura,
ni sabe la luna que es luna
por su hermosura.
No.
No sabe la lluvia
que es cómplice de mi locura,
ni sabe la caricia
que es fruto de mi ternura.
Así, no sabrá nunca tu boca
que es mi boca quien la busca,
ni sabrá tu piel morena
que mi piel quiso ser tuya.
No.
No hallarás en mi silencio
la más mínima cordura,
no la busques,
se me murió por absurda
y en las letras de mis versos
solo verás mi armadura.
Seré como un pétalo en el viento,
rozando el aire, mordiendo un beso,
dibujando en cada latido
un pedacito de cielo.
Seré el rocío, seré la escarcha,
la mirada tierna tras la ventana.
Seré la amiga, seré la hermana,
que siempre aguarda dulce y callada.
Seré el abrazo, seré distancia,
seré la sombra donde descansas,
seré tristeza, sonrisa y lágrima
y en tus tormentas, seré la calma.
Pero no. No digas nada.
Ya no busco tu luz
en la hermosa madrugada,
ni se estremece mi cuerpo
en el despertar del alba.
No.
Ya no me importa que el tiempo
dejase mi vida varada
y poco importa que no exista
un lugar para mis alas.
Ahora es donde, ahora es cuando.
No importa lo que no fue,
lo que no será mañana,
solo importa la belleza
que este hermoso sentimiento
fue dejando tatuado
en las paredes del alma.
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