Cuando no me ves, te miro.
Te miro atardecer
sobre las copas de los árboles
que parecen inclinarse para beber
con ternura las aguas del río.
Te miro en la penumbra
de estos ojos míos,
intentando ocultar el fuego
que me dejaste prendido
aquella tarde de otoño
cuando tu labio y el mío
respiraron la caricia
de convertirse en un beso
hasta entonces dormido.
Te miro tras la niebla
disfrazada de olvido
para que no me muerda en el pecho,
la impronta de un latido.
Te miro y por mirarte
estalla el sol bajo los lirios,
donde se mecen los instantes
que fueron tuyos, que fueron míos…
esos momentos sin nombre,
con el reloj detenido
y una caricia interminable
dibujando las paredes de tu cuerpo
¡de tu cuerpo junto al mío!
Y es que no puedo evitarlo (no quiero)
no quiero dejar de mirarte (no puedo)
no puedo saciar este hambre
de ser en tus manos la flor que se abre…
Y es que no puedo evitarlo (no quiero)
no quiero dejar de pensarte (no puedo)
no puede olvidarte mi carne,
mi labios de fuego que aún quieren besarte…
Cuando no me ves…
en el silencio de mis noches sin brillo,
aún te miro y solo por mirarte
¡vuelvo a sentir que eres mío!
Estuve leyendo tus escritos y es maravilloso lo que haces, la sensualidad escapa por tu pluma.
ResponderEliminarGracias por compartirlo.
Saludos