He llorado lágrimas de piel sobre el silencio amargo de tus horas y aún así… aún así nunca pude comprender por qué no puedo borrarte de mis labios, de mi boca… de mis labios que aún saben a ti…
Aún saben a ti las miradas,
los otoños cansados.
Saben a ti las palabras,
la hiedra que duerme sobre el tejado.
Me saben a ti las mañanas
los charcos sobre el asfalto.
Los semáforos esdrújulos,
el viento que va silbando,
las farolas silenciosas
las calles rotas de pasos.
Me sabe a ti cada boca
cada beso que he besado.
Eres, estás y me lates
en cada gota de vida
que mi sangre ha palpitado.
Aún saben a ti las caricias
de los cielos estrellados.
Y saben a ti las sonrisas
del café que siempre espera
a la sombra de aquel árbol.
La tierra cuando me mira,
me sabe a ti y a tus manos.
Aún sabe a ti cada brizna
¡del aire que voy respirando!
Y a veces, la nostalgia del más dulce de los sabores puede acabar por ser amarga.
ResponderEliminarPreciosos versos.
Besos
La nostalgia, a veces, no es buena compañera de viaje... Gracias por estar aquí. ¡¡Besos!!
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