Hubo flores azules sobre el río.
Nenúfares de seda saltarina,
pinceles de color aguamarina
recogiendo en mis ojos el estío.
Mirarte fue sentir el desvarío
tatuando luz en mi alma coralina.
Los trazos de tu boca alejandrina
besándome cual gota de rocío.
No hay lluvia más hermosa que tu risa,
no hay pétalo más fértil, lo confieso.
No hay tierra, mar, muralla, viento o brisa
que no cruzara yo con embeleso
por ser piel, en la piel de tu camisa.
Por ser boca, en la boca de tu beso.
Sutil erotismo humedecido por las mieles del deseo viste hoy este soneto, amiga Ángela.
ResponderEliminarUn abrazo de quien tambien es una enamorada de los sonetos.
FINA
Precioso.. uf.. qué no daría yo por saber escribir como tú y poder expresar tanta belleza!!
ResponderEliminarUn abrazo
Felicitaciones y un gran abrazo.
ResponderEliminar