No te enfades, amor, no te enfades ya más..
Si, ya sé lo que dijimos..dijimos ¡para siempre! lo dijiste tú, lo dije yo y no era un arrebato tembloroso de espermas y pieles, buscando fundirse en el abismo del deseo en la brevedad del encuentro, no.
No era un suicidio de amor colectivo de mentes presentes, (la tuya, la mía) ni de cuerpos ausentes, (el tuyo y el mío) no.
Comenzó siendo una pincelada de colores sepia en un lienzo en blanco. Un punto lejano en el horizonte del pensamiento, nacido quizá, del íntimo anhelo de llegar a encontrarnos.
Y nos encontramos y convertimos la distancia en un mapa de papel plegado en las coordenadas exactas de una mirada…
Y entonces fue..
Fue la entrega, el desgarro, la pasión..Fue una vida. Una vida plena e inconclusa, rota y compartida a saltos, a tropiezos, a gritos y a silencios. Una vida de un día con un millón de días o de horas. Unas horas articulando el tiempo de la ausencia y la presencia.
Hicimos planes, tuvimos hijos, parimos sueños. Escribimos nuestra historia en la corteza de un árbol. Un árbol fuerte y robusto, quizá fuese un almendro con sus hermosas flores y sus aromas de invierno. Quizás nuestra historia perdure y escribamos un libro con letras de viento. Ese viento que recorre las praderas, desgasta el cielo, dibuja arrugas en las piedras y arrastra los escombros por las sendas, hasta formar una presa donde se acumula el agua cuando llueve la tristeza.
Si, ya sé. Ya sé que aún es temprano. Siempre pensamos que aún nos quedaba tiempo. Pero tengo que irme. Aunque me quede, sabes que me marcho.
Yo seguiré acariciando tu rostro cuando se incline la tarde. Seguiré recogiendo las hojas de aquel otoño en el que llegaste. Guardaré las caricias robadas en un estante y seguiré susurrando tu nombre hasta saciarme.
Quizás aplacé demasiado mi visita al médico. Siempre lo dejaba para luego…y ahora, en mi reloj de arena se acaba el tiempo.
Si alguna vez, tienes que llorar, hazlo. Pero no te enfades, ni te abraces al llanto. Aún me queda tiempo para ver una última sonrisa y quiero que sea la tuya.
Angela, amiga de mi alma, espero sea solamente un relato de tus hermosas letras cargaditas de vida y también de sueños y ausencias, espero sea un relato y que no importe el tiempo, no puedo madrileña ni siquiera pensarlo, pero de todos modos, hoy me dejas, llorando.
ResponderEliminarAy..ese final tan inesperado..me dejaste sin palabras.
ResponderEliminarAbrazos.
Paseando por tu blog he encontrado este relato. Solo és un relato fruto de tu alma de poeta soñadora e imaginativa? verdad? Solo eso? Me has dejado el corazón en un puño.
ResponderEliminarun beso