Te miro desde la distancia que hemos dibujado en esta muralla de tiempo. Desde esta cárcel de labios, de palabras muertas.. de silencios.
Te miro sin verte, desteñido y opaco. Escueto. Ligera y brevemente, con los ojos cansados de esperar a que despiertes. Te miro sin verte, sin saberte..
Desconozco quién eres hoy… tú, que has gestado en tus manos todos mis ayeres y has tallado en mi carne el gozo y el placer de todos mis placeres. Tú, destinatario del beso, del fuego, del deseo, de la implacable ternura arrollándome por dentro…
Te miro sin saberte. Sin saberte, te contemplo. Y siento frío en el alma, este alma de ojos ciegos, que está llorando su pena con lágrimas rotas ¡lágrimas de hielo!
Te miro, abrazada a este silencio ¿Dónde estás?
Compañero de ojos tiernos de inquebrantable sonrisa, donde la tierra florece forjando sueños de vida ¿Dónde estás, que no te encuentro?
Te miro sin verte… sin saberte, mientras escribo tu nombre con letras de viento y se aleja mi boca de todos tus besos.
Te miro tristemente, tristemente te contemplo, sabiendo que apenas queda de ti, una sombra hecha pedazos que se va dispersando en los cristales del recuerdo.
Cuánto dolor llega con tus letras Ángela, como un amor sin palabras, sin gestos, sin expresión, un amor cansado y apabullado tal vez...un amor sin concreciones finalmente.
ResponderEliminarHermosamente triste,bucólico...
(Ángela, he de decir que cuesta mucho entrar a tu blog...está "pesado" aparentemente con los gadgets)...
BESOS!
Hermosa manifestación en cada palabra, en cada verso... que llega.
ResponderEliminarUn placer leerte
Las miradas desde lo lejos tienen ese poder hipnótico..deseas seguir viendo mas y mas
ResponderEliminarbesos