Desalojé del corazón toda ternura
y despojé de su memoria a mi cordura.
Deshabité todas las horas, las mías, las tuyas,
y convertí mi cuerpo en una sombra gris y oscura.
Desdibujé tus labios deslizándose en mi boca
queriendo borrarte de mi piel en cada aurora.
Me arranqué las caricias, cual pétalos de rosa,
cosidas en el alma, impregnadas de tu aroma.
Mordí la esquina de tu nombre sin nombrarte.
Clavé en mis ojos de coral lunas errantes.
Vagué en silencio. Entre soledades,
para poder decirte adiós y no llorarte.
Y se extinguió mi voz absurda y rota,
entre mares de cristal, espuma y roca.
Se me murió el amor siendo derrota,
en las trincheras del adiós ya no hay victorias.
Si alguna vez te amé…
si alguna vez sentiste que te amaba
ahora, olvídame,
que ha muerto el corazón dónde habitabas.
Se me quebró de amor,
se me rompió, de pronto una mañana,
como se marchita una flor
así me fui muriendo desangrada.
Si alguna vez te amé
si alguna vez sentiste que te amaba
ahora olvídame
he muerto de tristeza ¡sin ser amada!
Hola querida Angela, déjame decirte, que tus letras hoy, están llenas de tristeza y despedidas, pero que a pesar de todo, son parte del amor y hay que aceptarlas, para poder volver a comenzar a latir sin sobresaltos.
ResponderEliminarUn abrazo enorme e infinito, con todo mi carió (que es mucho).
El amor nunca conocerá la eternidad....ese no es su camino.Su camino esta en un abrazo y en lo que dura este.
ResponderEliminarUn abrazo