Tembló tu voz junto a la mía
en la distancia exacta de un susurro..
tu boca dibujando una caricia,
un trémulo rubor dulce y oculto.
Temblaron en tus ojos melodías
de aquellos versos largamente recitados
y se abrazaron tus miradas a las mías
y nos sorprendió la tarde, con un beso tierno entre los labios.
Transcurrieron, indecentes, los minutos,
sin poder ver más allá de tus pupilas,
mientras sentí que me atrapabas en tu mundo
y que mi aliento entre tu aliento, se perdía.
Tus manos se vistieron de caricias
desnudándose en mi piel enardecida,
tus dedos se fundieron con la brisa
para hacer de tu cuerpo y de mi cuerpo ¡una hoguera encendida!
Y fuimos delirantes en el viento,
navegando a la deriva de la vida
mordiendo con pasión este deseo
de fundirnos hasta ser fuego y ceniza.
Y fuimos delirantes bajo el cielo
aprendiendo a reinventar una sonrisa,
a ser lluvia deslizándose en el vuelo
de una simple caricia ¡una hermosa caricia!
Y tembló.. tembló tu voz tan cerca de la mía
que no supimos más
¡si nacía en tu boca o en mi boca moría!
y tembló… tembló mi voz tan cerca de tu risa
que no supimos ya
si era tuya o era nuestra ¡la esencia de la vida!
Esta es una hoguera de "aquellas"!!
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Abrazos, Ángela.