Hay días que comienzan como si nada.
Como si todo fuese niebla,
humo disipado en la garganta,
hasta que escucho de nuevo tu voz,
tu voz profunda y rota,
tu voz casi olvidada
y vuelves a mirarme
con ese mundo de fuego
oculto en las pestañas,
vuelves a incendiar la noche
¡a quemar la pira de la entraña!
¡Resurges!
¡Resurges y abarcas!
abarcas toda memoria con sus bocas hambrientas,
hambrientas todas ellas de una única boca (tu boca)
con sabor a escarcha, a luna ¡a máscaras mojadas!
tu boca…
Tu boca, melodía de pieles,
hacedora de orgásmicas sábanas,
templo de dulzura donde se convocan
el derroche de los ángeles,
la pasión desclavada, lengua a lengua
y la tierna humedad de la carne
poblada ya de ti y de tus aromas.
Hay días que comienzan como si nada
y de pronto,
la impronta de tu cuerpo llega
y mi memoria… te abraza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por llegar hasta aquí y dejarme un pedacito de ti.