Me asombran tus ojos
y las luciérnagas
y las verdades escritas
sobre la piedra.
Me asombran los niños
y las estrellas
y una mirada que mira
nítida y bella.
Me asombran los soles,
las primaveras,
las lunas cuando crecen
y el mar cuando es marea.
No sé mucho de nada,
sé apenas,
del olor de las algas
del color de las eras
cuando despierta la escarcha
y va bostezando la tierra.
Apenas sé algo,
apenas,
de algunas quimeras,
de un puñado de cosas
que me parecieron bellas
como un ramito de nubes
en otoño
atardeciendo sobre las hojas secas.
De dos manos que se buscan
dos manos que se encuentran
sobre los parques mojados
y al final del camino
aún pasean.
Me asombran,
aún me asombran las miradas tiernas.
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