Quiéreme.
Quiéreme un poco más
cuando veas que la lluvia
dormita sobre mis ojos
y se queda silenciosa, la lluvia,
como besando mi rostro,
y no quiera despertar, la lluvia,
quiera llenarse de asombro,
y salpicarme de lunas, la lluvia,
con sus hermosos contornos.
Quiéreme,
cuando sientas que estas solo,
cuando sientas que estoy lejos,
cuando la tarde se incline
para acariciar tu pelo
y un cielo ardiente te mire
con incendiado reflejo
y percibas que estoy triste,
que te extraño entre mis huecos.
.
Quiéreme.
Quiéreme un poco más,
cuando el invierno se arrime
y el frío arañe los huesos
y las calles se constipen
con esos zapatos viejos
y esos charcos que sonríen
sobre el asfalto perplejo,
con su lengua me salpiquen
y me empapen de recuerdos.
Quiéreme,
quiéreme un poco más
(nunca menos, nunca menos)
aunque los cielos sean grises
y la lluvia
te esté empapando por dentro.
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