El hombre es como un surco.
Vacío, hueco y burdo
que absorbe las semillas
hambriento de la tierra en cada amanecer.
No aprende, nunca aprende
a contener lo hermoso,
a preservar la vida
que aún puede florecer.
Se esconde tras su ombligo,
relame sus miserias
y embauca los oídos
creyéndose un gran ser.
El hombre es un gran memo.
Actor de una comedia.
Un trágico teatrero
que no paga el alquiler
Camina desvaído.
Camina con flojera
Escupe egocentrismo
todo gira en torno a él.
Mientras la tierra muere
¡Esta tierra que es tan nuestra!
vomitando las simientes
que nos permitió crecer.
Nosotros, los parlantes,
los bípedos hablantes,
seremos responsables
de lo que está por caer…
¡Hay que ser animales!
(qué me perdonen los tales)
para seguir destruyendo
lo que nos da de comer.
Inflamos al ganado.
Envenenamos la siembra
Clonamos, indulgentes,
las caras de la guerra.
Depilamos el pubis
de cada cordillera,
de cada pulmón verde
bosque, pradera o selva.
Vivimos hacinados
en modernos esqueletos.
Consumimos, derrochamos,
derruimos, ensuciamos…
vamos desertizando todo lo que tocamos
y a nuestro paso el paisaje se hace cuerpo de metal
Si defecas donde comes
y bebes donde meas…
y no quieres aprender
a reciclar tu propia mierda
dime ¡inconsciente! ¡qué esperas!
Hasta ahora la tierra,
había puesto entre tus manos
su más hermosa cosecha…
¿Qué harás cuando se muera?
¿Cuándo desaparezca?
Cuando la mar y los ríos lleven ácidos mojados
y la tierra supure un vómito amargo,
cuando el sol acribille las pieles
con sus rayos dorados
y no puedas respirar
porque el aire sea ya
un cementerio de pájaros.
¿Qué harás entonces
con todos tus “todos” tan necesarios?
¡Qué grandes verdades y qué bien dichas!
ResponderEliminarbesos
Aplausos! Genial tu publicación, abrazos.
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