Anoche mis ojos soñaron contigo,
contigo…
y mi piel se hizo luna sobre tu labio añil
y mi boca sedienta bebió de tu vino,
me emborraché de tu cuerpo
hasta saciarme de ti.
Anoche fui sombra, sudor y cadena,
anoche fui hembra en tu piel de marfil,
mordí la lujuria enredada en tus venas
y cubrimos el cielo de tibio jazmín.
No hubo un pedazo de piel sin caricia,
no hubo un pedazo de piel sin sentir
el fuego erizado, la pasión ¡el clímax!
el hermoso delirio de sentirte en mi…
Anoche fui tuya sobre las mareas
y entre tempestades te entregaste a mí.
¡Qué hermoso paisaje el de tus caderas
tatuando en mi carne pedazos de ti!
Anoche los lirios lloraron belleza,
rocío de labios, pétalos de abril
y mis sábanas blancas dibujaron estrellas
con tu nombre en mi almohada y tu olor sobre mí.
Anoche mis ojos soñaron contigo,
contigo…
mis ojos soñaron que estabas aquí
y el alba, callado, ha sido testigo,
de ese llanto amargo ¡al despertar sin ti!
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Gracias por llegar hasta aquí y dejarme un pedacito de ti.