Allí
en ese aroma incoloro
donde se queda la noche,
al llegar el otoño
donde se muere la vida,
con una bala de plomo
¡donde comenzó la herida!
¡donde terminó el asombro!
donde se alarga la niebla y se estira
a trepar hasta mis labios si te nombro.
Allí,
donde el silencio devasta la boca
y un llanto de ayeres rezuma en las horas
y se pierde la voz… la voz se deshoja
en la espina clavada de una garganta rota.
Allí,
en ese lugar sombrío de desterrados exilios,
donde asoma la nada a llenar los vacíos,
donde no juega el sol y no alumbran los niños,
donde el cielo desanda los relojes desteñidos,
allí…
allí me quedé,
me quedé varada
en un tiempo ya extinto…
sin ti, pero contigo,
sin mí, pero conmigo
en ese lugar inhóspito
donde no alcanza el rocío
a besar la flor abierta
sobre el tejado dormido.
Allí…
allí me quedé varada
con mi cuerpo de erizo
con la noche en la mirada
y la mirada en el limbo.
Allí
como una estatua de sal,
¡sin mí, pero conmigo!
Somos siempre así quizás? nosotros mismos, amando, esperando, sufriendo, recordando...casi muriendo siempre soñando, renaciendo como el Fénix.
ResponderEliminarBuen jueves Ángela.
bsos