Ayer te vi.
Tu boca caminó sobre mi piel,
tu lengua fue humedad sobre mi sed,
tu cuerpo…bravío, enardecido,
generoso y encendido, templo bendito
bendito templo ¡arquitectura del placer!
Ayer te vi. Y te sentí.
Surcando las laderas de mi espalda,
rizando con tus dedos
la redondez de mis nalgas
enredándote en mi cuerpo,
en el cóncavo y convexo,
de una hermosa batalla.
Ayer te vi. Y te sentí. Dentro de mí..
Y te hice mío con un hambre despiadada,
quise saberte y contener todas tus albas,
ser en tu carne la lujuria descarnada,
¡morir en ti! y renacer entre tus sábanas.
Dentro de mí. Ayer te vi y ¡te sentí!
Fuiste volcán rozando lunas embriagadas,
un estallido de dos bocas que naufragan
sobre el aroma trasnochado
del deseo y de la escarcha.
Sentí tu sexo cabalgando en mis entrañas
con la caricia estremecida y desbocada,
y fuiste mío… ¡solo mío!
fuiste en mi piel la desnudez
¡de una hermosa madrugada!
apasionado e intenso...
ResponderEliminarun beso
Que hermoso poema, bellisimo en su intensidad y sobre todo el verso...ayer te vi. y te sentí dentro de mi...es precioso..morir en tus sabanas...
ResponderEliminarMe encantó. te dejo abrazos y feliz fin de semana.
Apasionadisimo poema!..Intervienen todos los sentidos del lector aqui! Alma, piel, entrega, bocas comprometidas y esos momentos que nos hacen vibrar. Encantada de visitarte!
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