Y ahora
con el alma enredada en la garganta
y un llanto desgarrado
que amenaza con brotar,
te vienes,
a morder todas mi horas
a pintar un arcoíris
en mi pecho de cristal.
Ahora,
que a mi piel llegó el invierno
y en mis ojos la tristeza
ha tallado un nuevo hogar,
te vienes,
a besar sobre la nieve
que amanece en mis cabellos
mientras bebe el sol y el cielo
de mi vientre de coral.
Desierto,
soy un mar roto y desierto,
de espejismos y fantasmas
que me quieren doblegar.
Sin rumbo,
en la brújula del tiempo,
entre cárceles de ayeres
que me quieren atrapar.
Y ahora,
con el alma en la garganta,
como una espina clavada,
tu voz me viene a llamar…
Ahora,
que me abrazo a este delirio
de ser sombra entre mis sombras
para volverme a encontrar.
Y ahora yo vengo a decirte que siempre te recuerdo, madrileña.
ResponderEliminarAchuchones de siempre
Mayra... hoy como ayer, como siempre, el cariño que nos une, no sabe de tiempo ni de espacio. Te quiero mi linda cubana y te extraño... Un achuchón de esos que aprendieron a cruzar el charco...
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