Me gusta mirarte, cuando el mundo duerme,
a través de los ojos que inventé para ti.
Contemplar tus labios, que del aire beben
y entibian las olas de ese mar añil.
Me gusta descubrirte, recorrer tus horas,
endulzar la esfera del reloj de Abril.
Rozar tu cabello, sonrojar tu boca,
jugar con tu beso y ¡sumergirme en ti!
Me gusta mirarte, sublevar tu cuello,
humedecer tus ganas ¡verte sonreír!
Acariciar tu pecho, enredarme en tus sombras
y encender la noche ¡de principio a fin!
Me gusta mirar cómo te besa la lluvia
y se inclina la tarde sobre tu pelo gris.
Mirar como salpica la luz de luna
en la piel de ese bolero que bailé para ti.
Me gusta caminarte, recorrerte en tus senderos,
dibujar un nuevo paso sobre ese viejo adoquín.
Rociarte con mis labios, enredarme con tus dedos
y sembrar de piel el beso ¡qué estás tatuando en mí!
Y quisiera ser el junco que navega en tus mareas,
la hierba donde dormitan los sueños que sueñan por ti.
Ser la luz y ser la niebla, el surco que aviva la tierra,
la ternura que alimenta. Ser… ¡una parte de tí!
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