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A todos los que os asomáis a este rincón, gracias. A todos los que compartís un pedazo de tiempo vestido de letras, gracias.
A todos aquellos que aún creen firmemente que la palabra es un alimento para el alma ¡¡gracias!!

"Poesía es la unión de dos palabras que uno nunca supuso que pudieran juntarse, y que forman algo así como un misterio"
Federico García Lorca
"Lo admirable es que el hombre siga luchando y creando belleza en medio de un mundo bárbaro y hostil."
Ernesto Sábato
"La vida es aquello que te va sucediendo mientras te empeñas en hacer otros planes."
John Lennon
"Cuida tus pensamientos porque se volverán palabras. Cuida tus palabras porque se transformarán en actos. Cuida tus actos porque se harán costumbre. Cuida tus costumbres porque forjarán tu carácter. Cuida tu carácter porque formará tu destino y tu destino será tu vida..."
Gandhi.

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Caminan conmigo

martes, 29 de noviembre de 2011

Se me escapa



A veces se me olvida,

simplemente se me olvida

que ya no me amas

y se me escapa un suspiro tras los cristales

y un murmullo de lunas hiere la carne,

es mi boca cerrada que ha de nombrarte

sobre un cielo de sombras negro azabache.



Y es que invades rincones inexistentes,

te respiro en la noche dulce y ausente,

eres sangre en mi sangre, aire en mi aire,

y todo lo transformas de parte a parte.



A veces yo reniego, no quiero amarte,

a veces me condeno hasta marchitarme,

sabiendo que en ti nacen todos los verbos,

la luz que me alimenta de fuera a dentro.



Reniego de tus ojos de miel y escarcha,

reniego de tu boca de mar colmada,

reniego de tus manos, huellas cansadas,

que aún dejan su caricia sobre mi espalda.



Reniego del latido que te pronuncia,

del sonido del viento en la madrugada,

del temblor de mis labios bajo la lluvia

que aún reclama ese beso al llegar el alba.



Pero a veces, a veces se me olvida,

simplemente se me olvida…

que tú ya no me amas,

y se me escapa un gemido tras la ventana,

que empaña de caricias la piel del alma,

te pienso y te retengo junto a mi cama

sabiendo que eres niebla sobre mi almohada

y me columpio en la noche de nubes blancas

cuando en tus ojos, la brisa, aún me miraba.



A veces se me escapa…

simplemente se me escapa

y el recuerdo se hace vida

donde ayer murió mi alma.

lunes, 28 de noviembre de 2011

A veces



¡Ay!

Señor de mis señores.

Dolor de mis dolores

¡Amor de mis amores!

Vetusta y rota ciénaga

que vas matando soles

sobre mi vientre de arena.

Tú, que aún depositas

desvencijados temblores

sobre mi piel añeja.

Tú, que aún me deshabitas

como inhóspito habitante

de remotas quimeras.

¡Ay de mí! ¡De mi memoria decrépita!

Que te conserva intacto, virgen ¡sin espuelas!

Como una rosa florecida

en el albor de la pradera

Un bosque de lunas vivas

ataviando primaveras.

¡Ay!

Señor de mis señores.

Dolor de mis dolores

Amor de mis amores

¡Quererte no quisiera!

No quiero quererte, así

¡Así! ¡de esta manera!

Que me rompe y me repega

Que me salva y me condena

Que me pinta y me ennegrece



¡que te haces sangre entre mis venas!

¡No quiero quererte así!

¡Encarcelada entre tus rejas!

Con la noche aún por venir

y la tormenta borrando mis huellas.

¡Ay de mí y de mi sentir!

Que te siembra en las estrellas

y recoge luces malva

de inexistente belleza.

Tal vez esté loca.

Tal vez esté ciega.

Tal vez viva siempre

al borde de una falsa certeza…

un espejismo que sueña y sueña y sueña…

Tal vez nunca aprendí a vivir despierta.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Elijo




Elijo.

Cada noche elijo regresar hasta tus ojos

a usurpar esa mirada que me busca,

a trepar por las laderas de tu rostro

y recostarme en la tersura de tus lunas.



Elijo ser la copa entre tus labios,

ser el vino y derramarme por tu vida.

Encender de amor las velas de tus brazos

y navegar entre los mares de tu risa.



Elijo amarte, acunarte entre caricias,

subir al cielo y sonrojarte con mi aliento.

Ser lluvia entre las nubes de tus días,

se en ti ¡la piel, la carne, el fuego y el deseo!



Elijo conquistar el minutero,

robarle la memoria a tu tristeza,

reescribir las huellas de tu cuerpo

y hacer de mi locura tus quimeras.



Elijo echar al viento las cenizas,

quemar las horas rotas y vacías.

Llorar entre tus ojos, ser líquida ternura,

y empaparte en la dulzura de mi brisa.



Elijo… Yo elijo ser en ti

la luz, la noche, el cielo

¡la tierra en la que habitas!

Elijo ser en ti

la boca, el labio, el beso,

¡el aire que respiras!

viernes, 25 de noviembre de 2011

Ojos tristes



Yo tenía unos ojos

de oscuras pestañas negras,

que mecían en su fondo

los mares y sus mareas.



Caminaban cada noche

en busca de las estrellas,

bailaban sobre la luna, enredándose,

entre sus hilos seda.



Mis ojos eran columnas,

pilares de mil quimeras,

sosteniendo la ternura,

que rezumaba en mis venas.



Rozaban con sus colores

las nubes de la mañana

que iban arropando bosques

hasta ver nacer el alba.



Ahora que mis ojos lloran

son dos pozos de tristeza,

lagunas viajando solas

sobre tortuosas sendas.



Mis ojos, cuna de risas,

de inmaculada belleza,

ahora son como ventiscas

sobre una arena desierta.



Se les fue yendo la vida,

como a una llama de cera,

se les murió la sonrisa

entre las sombras espesas.



Marchitan, ellos marchitan,

por no ver tu primavera.

Marchitan, ellos marchitan,

porque no te tienen cerca.



Mis ojos, pálidas cuencas,

apostadas en la acera,

esperan, tan solo esperan,

poder ver cómo regresas.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

El hombre y la tierra.





El hombre es como un surco.

Vacío, hueco y burdo

que absorbe las semillas

hambriento de la tierra en cada amanecer.



No aprende, nunca aprende

a contener lo hermoso,

a preservar la vida

que aún puede florecer.



Se esconde tras su ombligo,

relame sus miserias

y embauca los oídos

creyéndose un gran ser.



El hombre es un gran memo.

Actor de una comedia.

Un trágico teatrero

que no paga el alquiler



Camina desvaído.

Camina con flojera

Escupe egocentrismo

todo gira en torno a él.



Mientras la tierra muere

¡Esta tierra que es tan nuestra!

vomitando las simientes

que nos permitió crecer.



Nosotros, los parlantes,

los bípedos hablantes,

seremos responsables

de lo que está por caer…



¡Hay que ser animales!

(qué me perdonen los tales)

para seguir destruyendo

lo que nos da de comer.



Inflamos al ganado.

Envenenamos la siembra

Clonamos, indulgentes,

las caras de la guerra.



Depilamos el pubis

de cada cordillera,

de cada pulmón verde

bosque, pradera o selva.



Vivimos hacinados

en modernos esqueletos.

Consumimos, derrochamos,

derruimos, ensuciamos…

vamos desertizando todo lo que tocamos

y a nuestro paso el paisaje se hace cuerpo de metal



Si defecas donde comes

y bebes donde meas…

y no quieres aprender

a reciclar tu propia mierda

dime ¡inconsciente! ¡qué esperas!





Hasta ahora la tierra,

había puesto entre tus manos

su más hermosa cosecha…

¿Qué harás cuando se muera?

¿Cuándo desaparezca?

Cuando la mar y los ríos lleven ácidos mojados

y la tierra supure un vómito amargo,

cuando el sol acribille las pieles

con sus rayos dorados

y no puedas respirar

porque el aire sea ya

un cementerio de pájaros.



¿Qué harás entonces

con todos tus “todos” tan necesarios?

martes, 22 de noviembre de 2011

Desorden




Yo tenía ya mi vida organizada,

archivada por colores y columnas

y alfabéticamente enumeradas,

todas mis rutinas, una por una.



Las mañanas eran lúcidas tristezas

sistemáticamente programadas.

La tostada y el café sobre la percha,

masticándose entre dientes sin decir apenas nada.



Cada noche la diáfana cordura

traspasaba las paredes con su mueca

y entre almohadas usureras de ternura

dormitaba y dormitaba como una gallina clueca.



Tú llegaste con luceros en la boca,

con estrellas titilando entre algodones,

con miradas encendidas y una rosa

de mil pétalos teñidos de colores.



A tu paso las palabras tiritaban,

desandando uno por uno mis relojes,

sublevando los cafés y las tostadas,

convirtiendo el desayuno en un folklore.



Tu sonrisa iluminaba la ventana,

como un lecho de dorados girasoles

y en tus manos la ternura sollozaba

adorando la caricia de la noche.



Se cayeron alfabetos y rutinas,

se sumaron a mis huesos tus esquirlas

y en perfecta desnudez y sintonía

comenzaron a enredarse en el tango de la vida.



Me trajiste con tu lengua los sabores

del delirio de tu piel sobre la mía

y en tu carne sublimada de pasiones

me enseñaste de nuevo ¡a sentir que estaba viva!



Yo tenía ya mi vida programada..

N de nada, R rutina, T de tristeza…

y llegaste tú ¡pura locura!

a dibujar entre mis manos nuevas letras.

A mor…

M irándote

O igo

R ugir al corazón.

domingo, 20 de noviembre de 2011

No. Hoy no.









Hoy no tengo ganas de llorar. No. Aunque siga con la misma daga de cristal clavada en medio de algún lugar equidistante entre el pecho y el alma, ese lugar donde se almacenan las tristezas que suceden y que invaden y no terminan nunca de marcharse.

No… No me abandonan… se van quedando… se van deshojando como flores marchitas de primaveras pasadas que dejaron sus huellas entre mis manos. Otras veces simplemente se quedan nadando entre una gota de agua, una lágrima colmada, una lágrima pequeña que se perdió o que no quiso ser encontrada y de cuando en cuando sale y se asoma a los portales rotos de mis ojos, cuando la noche se va apagando despacio y la memoria queda libre para volver a recorrer los caminos que se quedaron atrapados en algún lugar del pensamiento, amarrando el ayer entre mis brazos.

Pero no. No tengo ganas de llorar, aunque la tristeza cabalgue en mi garganta y trepe por los nudos de mi espalda cansada. Aunque mi carne se quede sin peldaños para subir a la azotea y respirar un pedacito de nube, de esa nube que guardé entre las esquinas de un papel donde escribía delirios, poemas y quimeras…

No. Hoy no tengo ganas de llorar aunque sienta que mi piel, toda mi piel, se derrama sobre la tierra formando pequeños charcos de líquida tristeza y sienta que el otoño y su nostalgia se han quedado atrapados en los surcos de mis venas, bombeando este corazón que late despacio, apenas… que apenas late ya, cansado de las idas y venidas de la noche. Cansado de limpiar el mismo escaparate cotidiano día tras día, manchado de ese color gris parduzco que ennegrece las sonrisas y no permite que entre la luz del sol por ninguna rendija.



Pero no. Hoy no tengo ganas de llorar… o tal vez sea, simplemente, que de tanto haberte llorado ya, me quedé vacía…

A las afueras



A veces se me olvida…. se me olvida que hay un mundo transitando a las afueras de tus ojos, de esos ojos que sonríen envolviendo cada instante con la piel de una caricia, se me olvida…. Se me olvida que hay un mundo transitando a las afueras de tu mirada y la mía. 


A veces lloraría… lloraría de ternura empapada de tu piel sobre mis días porque eres como lluvia que atardece en mis sentidos y dibuja en mis paisajes melodías y se me olvida… se me olvidan las distancias, las mil palabras no dichas, las horas que aún desconocen el sabor de tus caricias. 


Y es que cuando tus ojos me miran… se desnudan los violines en hermosas melodías y los charcos de la tierra se hacen mares de corales donde habitan las sirenas que me guían y se me olvida… se me olvida que eres sueño, que eres niebla y lejanía. Que tu camino y el mío son dos líneas paralelas que se besan sin besarse, que se sienten sin tocarse, que se elevan sobre el cielo para poder contemplarse, un instante apenas, apenas un breve momento cada día y luego siguen su camino… ese camino vacío que transita a las afueras de tu mirada y la mía.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Déjame aprenderte




Déjame mostrarte, déjame enseñarte

cómo, cuándo y dónde,

dónde, cómo y cuándo

quisiera aprenderte, quisiera encontrarte…



Quisiera aprenderte en tu infancia dormida,

correr en tus parques, reír en tus risas,

abrazar tus miedos, ser sangre en tu herida,

ser lágrima rota en tu hermosa pupila.



Quisiera encontrarte en todas tus formas,

recorrer entera la piel de tus días,

hacer excursiones con mi boca redonda

¡por cada pedazo de tu geografía!



Quisiera aprenderte desde arriba a abajo,

desde abajo a arriba, entre todas tus vidas.

Ser lluvia en la tierra donde van tus pasos,

ser violín y cuerda en cada melodía.



Quisiera encontrarte

enredado en mis cosas,

cuando me abraza la tarde

y el ocaso sonroja.



Hallarte en el espejo

jugando con la esponja,

empapando de caricias

el agua que nos moja.



Déjame enseñarte…

enseñarte que el tiempo

es tan solo un concepto

atrapado en la esfera

de algún viejo reloj.



Quisiera aprenderte

desde tus rincones

y hacer de tus ojos

mi luna y mi sol.



Déjame enseñarte

a viajar entre mis dedos

que quieren dibujarte

en un lienzo de pasión.



Déjame aprenderte

con la piel de una caricia

desnudarte en mi ternura

y cubrirte con mi voz.



Quiero hallarte en todo labio.

Hacerte beso y mío.

Ser boca, solo boca.

¡y delirar con este amor!

viernes, 18 de noviembre de 2011

¡Ay niño!¡Tus labios!






Me queman tus ojos negros,

tus negros ojos de leña.

Me está quemando tu boca

¡tu boca de roja escuela!



Me quema tu voz y tus labios.

Tus labios que aún no me besan,

que se me acercan despacio

en un susurro que espera…



¡Ay niño si yo pudiera!

solo una vez ¡si pudiera!

besar esos labios tuyos

¡que hasta en el alma me queman!



Si yo pudiera besarte.

Ser la piel donde navegas,

la tormenta de tu carne

¡el refugio de tus venas!



Ser el templo donde rezas

la cruz donde te flagelas,

ese insomnio que desvela

todas tus noches negras.



¡Ay niño si yo pudiera!

solo una vez ¡si pudiera!

Te mordería despacio

igual que a una fruta fresca

y saciaría en tus labios

esta sed que me subleva.



¡Ay niño! ¡Si tú supieras!

que por ti voy suspirando

¡ay! solo una vez si pudiera

¡quisiera arder en tus labios!

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Poesía




A veces yo quisiera desandarme.

Desanudar los lazos aunque sangren.

Desempolvar de tiempo el almanaque,

desaprenderme toda y desde cero

empezar a reinventarme.



A veces quisiera desoírme.

Desconvocar la niebla que me invade.

Desescuchar el miedo de la tarde

para aprender de nuevo a escuchar

lo que de piel para dentro me nace.



Quisiera ser un ave solitaria.

Volar sobre los cielos sin fronteras,

buscando el verbo simple, la palabra.

La palabra sencilla y su belleza.



Quisiera ser la boca de un poema

La voz, la tripa ¡el alma de un poeta!

Quisiera conocer hasta la entraña

de todos sus silencios con sus calladas letras.



Y es que a veces yo quisiera desterrarme.

Vivir a las afueras del planeta.

Crear un mundo solo para amarte (poesía)

Para saberte toda. Contenerte toda.

Poder sentirte toda (entera y mía) ¡sobre mi carne!

lunes, 14 de noviembre de 2011

Qué manera...



Qué manera de doler tiene la vida.

Qué manera de romperte las costillas.

De arrancarte de un zarpazo

los pulmones y las tripas

y obligarte a respirar rota y vacía.



Qué manera de llorar tiene la vida.

Son sus lágrimas el acero en la cuchilla,

que te va redondeando

como a una fruta podrida

¡arrancándote la piel, tira por tira!



Qué manera de gritar tiene la vida ¡Qué manera!

Te ensordece con su furia, con su ira.

Ella te tumba y te levantas

Ella para y tu caminas

Ella empuja y tu resistes con templanza y valentía.



Ella duele (duele toda) en cada herida.

Ella llora y se desborda y se hace ría.

Ella grita ¡ella grita!

y tus piernas temblorosas

se hacen costra en la rodilla

¿a qué esperas? ¿a quién buscas? ¿dónde miras?

Estas sola.



Estáis solas tú y tu vida.

Es esa soledad anárquica

que no entiende de políticas,

esa soledad del alma

que no acepta compañías.

Esa soledad que buscas

cuando llamas a una amiga,

ella,

esa soledad que escucha,

que siempre te acuna y te guía.

Ella,

que ha de caminar contigo

hasta el final de tus días.



Qué manera de enseñar tiene la vida ¡qué manera!

no hay maestra más hostil ni más arpía (qué la vida)

Qué manera de enseñarte

qué tu billete es de ida

aunque grites y te enfades

aunque llores y maldigas

aunque el pecho se te parta en dos mitades…

¡es solo de ida!

aprende, mira al frente, ve y ¡camina!!

¡Es la vida!

Amor, amor, amor…




Amor, amor, amor…

¿Por qué te has ido?

¿Por qué doblaste como un cromo de papel

este dulce corazón y su latido?



Amor, amor, amor…

¿Te has escondido?

¿Acaso te olvidaste de volver

para abrigar con tu calor todos mis fríos?



Ayer pude sentirte por mi piel

con esa tierna desnudez

que habita solo en tu mirada.

Ayer pude sentirte amanecer

y entre mis manos pude ver

que las caricias aún temblaban…

Ayer eras mi brújula, mi tren,

eras mi tiempo en la pared,

eras mi todo en cada nada.

Ayer…ahora parece que fue ayer

cuando en mi carne de mujer

tu hermoso cuerpo se embriagaba.



Amor, amor, amor…

Quiero sentir como me abrazas.

Amor, amor, amor…

Quiero volar entre tus alas.

Amor, Amor, Amor…

¡quiero romper esta coraza!

Amor, Amor, Amor…

¡Oye mi voz, que te reclama!

domingo, 13 de noviembre de 2011

Niños de la calle




Son presencias que desgarran la mirada.

Niños rotos con estigmas en la espalda.

Se desloman contra el suelo

al usurpar el basurero

y se sientan a la mesa con las ratas.



En sus ojos no se encienden luminarias.

A sus ojos no ha llegado la esperanza.

Son los niños de la calle

con harapos como traje

y unos huesos que sustentan su coraza.



Ellos viven masticando soledades.

Caminando sin sonrisa por los parques.

En sus noches no hay tejados,

solo cielos estrellados

que se cuelan a través de los cartones.



Ellos viven por detrás de las farolas.

Bajo el puente que tú ves desde tu casa.

En el asfalto que tu pisas,

ellos levantan su cama

y hacen sábanas de piedra

de papel y de miseria

mientras duermen abrazados a la nada.



Muchos pasan y los miran con desgana.

Los políticos los obvian, los ignoran y se apartan

no es rentable el invertir sobre fantasmas.

Así viven, así mueren.

Son los niños de la calle.

Son el fruto de esta sociedad sin alma.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Es entonces...




Cuando me envuelve la noche

llegan hasta mí tus labios,

ese templo marchito

de carmín sonrojado.



Y te escribo en el silencio

de unas hojas en blanco

que tiemblan entre mis dedos

con frágil desencanto.



Y te escribo sin voz,

sin boca, sin manos.

Te escribo entre letras blancas

ese verbo callado.



Te nombro dulcemente,

en un susurro apagado

hasta que siento que tu piel

está de nuevo a mi lado…



Maldigo esta nostalgia

que llega haciendo estragos

en la carne que aún recubre

de memoria mis años.



Maldigo esta distancia

entre tu paso y mi paso,

entre tu cielo y mi cielo

que mueren, sin mirarse,

en la quietud de un mismo ocaso.



He atesorado lunas,

relojes y calendarios

y esa lluvia de ternura

donde bebían mis labios.

Perenne ha perdurado

tu olor sobre mis manos

y la brisa de tu cuerpo

tendido en mi regazo.



A veces hablo sola

sin voz entre mis labios

y en un rugir de olas

descubro que he llorado

y trepa la tristeza

hasta mis ojos callados

y vuelvo a recordarte…

a recordar que ¡aún te amo!



Es entonces que te escribo,

que te invoco y te reclamo.

Es entonces que revivo

sobre este papel mojado.

Y vuelvo a escuchar tu risa,

el revuelo de tus pasos

mientras la puerta sonríe

y tu llegas a mis brazos.



Un día quemaré mis letras,

forraré el infierno de versos amargos.

Un día olvidaré mi nombre, olvidaré tu nombre

olvidaré que existes y olvidaré también

¡Cuánto te h
e amado!

jueves, 10 de noviembre de 2011

Me equivoqué de piel...



Me equivoqué de piel… me equivocaba.

Quise vestirme de mí y me vestí de él,

toda de él, sobre mi espalda.



Me equivoqué de sed… me equivocaba,

quise beber de la fuente y bebí en su vergel

¡de hermosas cascadas!



Era un extraño

de olas calmadas entre las manos.

Guardaba flores

entre las hojas de un libro en blanco

Allí escribía

en un viejo parque todos sus años

Letras de vida,

versos y olores almacenados.



Era un extraño,

tan distinto ¡tan cercano!

Solo un extraño

que me acunaba junto al ocaso.



Y aquel extraño

de ojos distintos, de ojos callados,

me fue pintado

de otoños dulces cada retazo.



Y fue aquel extraño de ojos tristes,

de bosques color miel en la mirada,

que se hizo cotidiano entre mis grises,

se me hizo luna azul entre mis albas.



Pulió con su ternura mis palabras,

rozó con su mentón todo mi espacio

y lloró de primaveras la mañana



cuando se encontraron en un beso nuestros labios.



Me equivoqué de piel… me equivocaba.

Quise vestirme de mí y me vestí de él,

toda de él ¡mientras me amaba!

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Tengo frío




Tengo frío.

Es un frío callado

que rezuma en los huesos,

que pronuncia mi nombre

cuando aún era nuestro.

Que se esparce en la noche,

descuartizando el cielo,

deshilachando la luna

en porciones de viento.



Es un frío que arrastra

las anclas del tiempo,

que se cuela en mi carne

de piel para dentro.

Que no tiene fronteras,

solo polvo y lamentos.

Que va gimiendo en la entraña

dejando un rastro gélido. 





Es un frío que se enhebra

como agujas en la sangre,

despedazando mis venas

en milimétricas partes,

que estallan y se dispersan

¡en un llanto inconsolable!


Es un frío que quema

en mis ojos de invierno.

Es un frío que llega

hasta el fondo del pecho.

Que rompe, que rasga,

que incinera el pellejo

que aún cubre los restos

de aquel que fue mi cuerpo…



Tengo frío…

y la niebla me cubre

con sus manos de cedro,

hasta convertir mis pasos

en bosques de hielo

que eternamente viven

reptando recuerdos,

que eternamente siguen…

¡sin saber cuando han muerto!

domingo, 6 de noviembre de 2011

Un número más...



Caminaba perdida

a través de la niebla

como una gaviota dormida

sobre sus patas de tela.



Como una muñeca rota,

herida de cremalleras

sin voz, ni palabra, ni boca,

sin ojos, en sus pupilas ciegas.



Se clavó una cruz al cuerpo,

se autoproclamo pequeña,

se borró tras el espejo

y anduvo sin tener pies (anduvo sin dejar huellas)



Se disolvieron sus huesos

a golpe de mano abierta,

su grito se hizo silencio

al final de la escalera.



Cavó con sus propias manos

una fosa bajo tierra

y allí se quedó esperando

¡vivir le daba vergüenza!



Nadie la vio desmembrarse

poco a poco en su tristeza.

Nadie la escuchó quejarse

¡a nadie le importó una mierda!



Estamos tan atareados

lamiendo nuestras miserias

que un número más no importa

un número más no cuenta

¡fue solo otra mujer rota!

¡fue solo otra mujer muerta!

sábado, 5 de noviembre de 2011

A mitad de camino



A mitad de camino, entre tu labio y el mío

hay un beso que espera para hallar el cobijo

de una boca gestada entre noviembres fríos,

mientras suda la niebla en la vereda del río.



A mitad de camino entre tu rostro y el mío,

van tiritando las hojas en otoñal suicidio

y un remolino de nubes preñadas de delirio

mueren sobre el asfalto, mojado y herido.



A mitad de camino entre tu paso y el mío

me nace en los costados un corazón bravío

que sangra de ternura en cada rítmico latido

y en la quietud de la noche ¡se vuelca en estallido!



A mitad de camino de tu cuerpo y el mío

hay una caricia virgen de memorias y olvidos,

una caricia lenta de extenso recorrido

que va creciendo en el fuego de cada gemido.



A mitad de camino

entre tu labio y mi labio

entre tu cuerpo y mi cuerpo

¡entre tu voz y el gemido!

hay un espacio en blanco

hay un espacio muerto,

hay un espacio de sueños,

¡de quiméricos delirios!

Es un espacio intacto

de inexplorado rocío

ese que no será nuestro…

(solo es tuyo, solo es mío)

será tan solo un recuerdo

de lo que nunca vivimos,

justo en ese punto exacto

donde comienza el abismo,

en ese punto exacto,

justo, a mitad de camino…

jueves, 3 de noviembre de 2011

Dime



Dime de dónde vienes, dime de dónde llegas

Dime dónde se gesta la hermosa impronta de tu verba



Dime por qué apareces disfrazando el horizonte

de esos colores que visten ¡visten de plata la noche!

y entre tus manos de viento van sonando los acordes

de un violín que sabe a lunas mientras pronuncio tu nombre.



Dime de dónde vienes, dime de dónde llegas...



Que apareces murmurando en medio de un espeso bosque

para erigir el otoño de mis primaveras muertas,

ese otoño que yo adoro salpicado de belleza,

que trae a mi boca la lluvia mientras la hojas se besan.



Dime por qué me sabes, me sabes a caricias lentas,

al sudor de tu carne breve sobre mi piel morena y extensa,

a dos cuerpos que se buscan, a dos cuerpos que se encuentran

desnudando su deseo bajo la luz de las velas.



Dime por qué tus ojos aún me parecen dos cuevas,

por qué aún tiemblo si me miras,

por qué aún sueño que me besas,

por qué aún se encienden mis días

cuando camino en tus letras.



Dime…

Dime de dónde vienes…

si te marchas o te quedas

dime… tan solo dime

si entre tus labios me llevas…

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Donde termina la mar...




No puedo olvidarte y te busco

entre los mapas de mi vida,

entre sus bártulos absurdos

al final de la cornisa.

Te busco…

Allí, donde se pierde la vista,

donde termina la mar

tras un techado de nubes, que se pinta

del fuego crepuscular…

Allí…

allí se quedan clavadas,

mis ensoñadas pupilas,

buscando en toda mirada

tu manera de mirar.



Allí…

donde termina la mar,

se va creciendo el recuerdo

que sobrevuela el altar

de tu piel sobre mi cuerpo

¡de tu manera de amar!



Allí te buscan mis labios,

allí te vuelvo a encontrar

donde se pierde la vista

¡donde termina la mar!



Y hay dos gaviotas que vuelan

sobre lunas de cristal

mientras sus alas se besan

sus alas de arena y sal

Allí…

donde se pierde la vista

allí…

¡dónde termina la mar!

es allí donde te encuentro

¡donde quiero regresar!



No puedo olvidarte (no quiero)

quiero aprender a volar

ser en ti luna y arena,

donde se pierde la vista…

¡donde termina la mar!

martes, 1 de noviembre de 2011

Te saboreo...




Te saboreo

en todas tus formas,

en todos tus vuelos,

cuando alcanzas a rozarme

con la yema de tus dedos

(como un ciego)

cuando descienden tus ojos

(tu boca, tus labios, tu verbo)

a la gruta más oscura

con un billete de ida

hacia el interior del infierno.

Te saboreo (en tu infierno)

te saboreo (en tu cielo)

y yo…

a mitad de camino entre el suelo y el techo…

te saboreo…

y mis ojos aspiran (respiran, conspiran)

la absoluta completud de tu verbo

(que se hace verso, labio, beso, mano, cuerpo…¡¡incontenible deseo!!) y te saboreo…

Y te haces piel recorriendo mi cuerpo

y te haces sexo recorriendo mi sexo

y te haces TÚ… en mi yo más completo… y te saboreo…

Tú. Divino mortal que engendras en tu boca la bravura del mar, ese mar salvaje y bello…

Te saboreo,

mientras tiritan mis manos

y te contengo

aquí, tan dentro..tan cercano, tan distinto (tan dentro) latiendo como un tropel de nudillos golpeándome en el pecho (tan dentro)…

te saboreo…
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