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A todos los que os asomáis a este rincón, gracias. A todos los que compartís un pedazo de tiempo vestido de letras, gracias.
A todos aquellos que aún creen firmemente que la palabra es un alimento para el alma ¡¡gracias!!

"Poesía es la unión de dos palabras que uno nunca supuso que pudieran juntarse, y que forman algo así como un misterio"
Federico García Lorca
"Lo admirable es que el hombre siga luchando y creando belleza en medio de un mundo bárbaro y hostil."
Ernesto Sábato
"La vida es aquello que te va sucediendo mientras te empeñas en hacer otros planes."
John Lennon
"Cuida tus pensamientos porque se volverán palabras. Cuida tus palabras porque se transformarán en actos. Cuida tus actos porque se harán costumbre. Cuida tus costumbres porque forjarán tu carácter. Cuida tu carácter porque formará tu destino y tu destino será tu vida..."
Gandhi.

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Caminan conmigo

viernes, 30 de diciembre de 2011

Quiero amarte









Quiero amarte…sí, amarte

Aprenderte en los ayeres recorridos,

descubrirte en cada invierno,

abrigarte de tus fríos

y dejarte florecer junto a mis lirios.



Quiero escuchar de tu voz cada sonido,

cada palabra que callaste,

cada verbo no nacido

cada silencio que atrapaste

en el vaivén de tus latidos.



Quiero amarte, sí… quiero amarte,

susurrarte mil palabras al oído

mientras cantan las calandrias

y se duerme la hojarasca entre sus nidos

y el aliento de tu boca

se hace beso entre los labios de un suspiro.



Quiero amarte…sí ¡amarte!

Dejar libre este volcán ¡este extravío!

que desgarra mis entrañas

y desgrana mis sentidos

hasta hacerme enloquecer

por querer sentirte en mi… ¡sentirte mío!



Quiero amarte ¡sí! quiero amarte

Quiero colmar todas tus bocas de gemidos,

moldearte con mi lengua,

hacerte rozar el abismo

y llevarte entre mis manos

hasta el borde del delirio.





Quiero amar todos tus miedos,

tus recuerdos, tus olvidos.

Detener el mundo aquí,

junto a este cielo anochecido

y piel adentro caminar…

caminar hasta sentir

que tus ojos en mis ojos

¡se abren camino!

jueves, 29 de diciembre de 2011

Cuando no me ves




Cuando no me ves, te miro.

Te miro atardecer

sobre las copas de los árboles

que parecen inclinarse para beber

con ternura las aguas del río.



Te miro en la penumbra

de estos ojos míos,

intentando ocultar el fuego

que me dejaste prendido

aquella tarde de otoño

cuando tu labio y el mío

respiraron la caricia

de convertirse en un beso

hasta entonces dormido.



Te miro tras la niebla

disfrazada de olvido

para que no me muerda en el pecho,

la impronta de un latido.



Te miro y por mirarte

estalla el sol bajo los lirios,

donde se mecen los instantes

que fueron tuyos, que fueron míos…

esos momentos sin nombre,

con el reloj detenido

y una caricia interminable

dibujando las paredes de tu cuerpo

¡de tu cuerpo junto al mío!



Y es que no puedo evitarlo (no quiero)

no quiero dejar de mirarte (no puedo)

no puedo saciar este hambre

de ser en tus manos la flor que se abre…

Y es que no puedo evitarlo (no quiero)

no quiero dejar de pensarte (no puedo)

no puede olvidarte mi carne,

mi labios de fuego que aún quieren besarte…



Cuando no me ves…

en el silencio de mis noches sin brillo,

aún te miro y solo por mirarte

¡vuelvo a sentir que eres mío!

martes, 27 de diciembre de 2011

Llévame contigo




Llévame contigo… llévame.

Haz que vuelva a mi vida el sonido

de una flor que amanece embriagada de albas,

envuelta de luz y gotas de rocío,

envuelta de ti al llegar la mañana.



Llévame hasta tus labios… llévame.

Haz que el viento se pare en tu boca

dibujando noches en la piel del lecho

mientras las estrellas encienden farolas

sobre los tejados que miran al cielo.



Llévame hasta tus manos… llévame.

Haz que el mapa se rompa en pedazos,

que lluevan caricias sobre nuestros cuerpos,

que retoce el beso sobre nuestros labios



mientras que tu aliento se adentra en mi aliento.



Llévame a tu lado… llévame

Hazme parte de todas tus horas,

de cada minuto que llenas de tiempo,

de cada palabra que vistes de sombras,

de cada silencio…¡hazme tu silencio!



Llévame hasta tu cuerpo ¡Llévame!

Quiero ser tempestad en tu carne,

liberar el deseo de `poder amarte

y volver a ser hembra dulce y delirante...

Llévame contigo. Llévame..



Llévame hasta tu boca

que quiero ser tuya.

Quiero pronunciarte

en todas mis lunas.

Dibujar con mi lengua

acordes de ternura

y saciar este hambre

¡de tu piel desnuda!

¡¡Llévame contigo!! ¡Llévame!

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Pronúnciame






Pronúnciame.

Pronúnciame despacio con el murmullo de la tarde,

cuando el cielo se incline para besar el ocaso

y las nubes sonrojadas extiendan sus manos

para rozar las laderas de tu aliento en mis labios…



Pronúnciame entera.

Como si despojases mi carne

con tu boca de leña

para saciar ese hambre,

para prenderla de hogueras.



Pronúnciame toda.

Hazme desnudez ¡hazme belleza!

como si fuese mi piel pequeña ola

sobre el mar de tu cuerpo y sus mareas.



Pronúnciame lenta.

Báñame con el sol de tus labios,

bordea mis aristas con tu lengua,

derrite este invierno que habita entre mis manos

que en ti yo quiero ser la primavera.



Pronúnciame.

Pronúnciame de a poco

paladeando cada letra,

moldeando los rincones

de esta, mi cintura escueta.



Quiero escucharme en tu boca

y verme nacer en tu piel,

sentir cómo tu voz me roza

y se hace caricia en mi cuerpo de mujer.



¡Pronúnciame entera!

¡Pronúnciame toda!

¡Pronúnciame lenta!

¡Pronúnciame!

Que quiero ser en ti, lenguaje,

y en ti quiero florecer.

Mientras me miras








Cada noche, mientras tirita el frío en el cristal de la ventana, tu nombre viene a buscarme, merodea en mis labios como un dulce murmullo y yo solo tengo que cerrar los ojos, para sentirte cerca, para escuchar el sonido de tu pecho mientras respiras y sentir como alcanzas a abrazarme… mientras me miras. 


No es suficiente. Lo sabes, lo sé. No me basta con pensarte. No me basta. Y quisiera recorrer todas tus almas. Extender las manos y rozar tu cara, tus mejillas, dibujar en tu rostro una leve caricia y sonreír contigo en todas tus sonrisas. Quisiera tatuarte en mi memoria cansada y conocer cada historia, conocer cada herida, cada lágrima que ha sabido del color de tus pupilas. Conocer cada pedazo de ti… mientras me miras. 


No es suficiente con saberte al otro lado de la noche con una vela encendida en mitad de la nada. No es suficiente. Tú lo sabes. Yo lo sé. Pero sigo caminando entre las piedras dormidas, entre los bancos del parque con sus farolas erguidas. Con esos pequeños árboles que alzan sus ramas al viento para poder sentir la brisa. 


Y mientras, yo sigo haciendo camino, sin apenas darme cuenta de que el tiempo se me escapa en un reloj que tiene prisa… y no es suficiente pensarte…pensar que eres parte de mi vida. Imaginar que me desnudas cuando se despierta el día y navegas por mi espalda con tu boca enardecida y lentamente me envuelves con ese mar de caricias, cuerpo a cuerpo, piel con piel ¡mientras tus ojos me miran! 


Mientras me miras…mi mundo se va transformando al borde de tus pupilas y voy recogiendo amapolas en este desierto de risas y voy sembrando mil lunas en todas nuestras esquinas y voy bebiendo la lluvia… esta lluvia que me empapa en mis noches, en mis días. Que me está empapando el alma, que me empapa hasta la vida al recordar… que no es suficiente saberte caminando entre la niebla de mis días. Quiero sentirte en mi piel, sentirte dentro de mí ¡mientras me miras!

martes, 20 de diciembre de 2011

Dime, amor








Dime, amor.

Cómo tengo que decirte…

Cómo tengo que contarte…

Cuántas veces he de amarte y desamarte,

Cuántas veces he de andarte y desandarte

para hacerte comprender, para que entiendas…

para que entiendas que no puedo ya borrarte.

Que te quedaste cosido de piel para dentro,

latiendo en mis labios,

bebiendo en mi aliento,

rozándome el alma a cada momento.



Dime…

¿por qué sigues arañando en tus recuerdos?

¿por qué sigues encerrando el sentimiento?

Si aún me tiemblas en la piel cuando te pienso,

aún inundas la mirada, en cada leve parpadeo

y te haces mar sobre mi espalda

recorriéndome despacio ¡a fuego lento!



Eres brújula en la niebla de mi cuerpo,

eres faro alumbrando mi sendero.

Eres noche constelada, besando lunas y cielos.

¡Eres todo! Eres todo lo que anhelo.

Dime, amor…

cómo puedo hacerte ver ¡cuánto te quiero!



Deja ya de naufragar contra mi pecho.

Deja ya de tropezarte contra el suelo.

Que me dueles y me duele tu dolor.

Que me dueles y me duele tu silencio.

Te haces daga cuando callas.

Herida que desangra el alma

y la vida se me escapa entre los dedos.



Dime ¡ay! ¡dime amor!

cómo puedo hacerte ver ¡cuánto te quiero!

Pero dímelo pronto. Sí… no te demores tanto, no…

que este viejo corazón… se está muriendo.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Te enredaste en mi








Te enredaste en mi.

Si.

Como se enreda en el viento

los campos de trigo.

Como se enreda en la noche

el ocaso rendido.



Como se enreda la piel

al borde del abismo,

ese abismo de fuego

y deseo encendido.



Si.

Te enredaste en mi

Como se enreda en el aire

la esquina de un beso

y respira un gemido

de un único aliento

y se buscan los labios

temblorosos y hambrientos.



¡Sí! ¡Te enredaste en mí!



Y tu boca se hizo boca

en la desnudez de mi cuerpo

y mi cuerpo se hizo cuerpo

en la ternura de tus dedos

y tus manos fueron olas

orillándose en mi pecho

y en tus ojos, horizontes,

¡pintados de mar y de cielo!



Te enredaste en mi.

Te me quedaste latiendo

de piel para dentro.

Donde late lo hermoso,

donde habita lo bello,

donde solo perdura

lo que no borra el tiempo

con esa huella indeleble

que el amor deja en los huesos.



Te enredaste en mi…

y en mí te quedaste

susurrando entre mis días,

dormitando en mis cabellos

y al abrazo de la brisa, te quedaste,

para acariciarme el alma

allí… donde no transcurre el tiempo.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Qué llega




Qué llega… ya llega la noche,

ya llega la sombra vestida de ti.

Me abraza entre sus ojos grandes

me mira callada en su pupila gris.



Y llegan cuerdas de violines

a arañar la verja del mustio jardín

vomitando, entre pétalos marchitos

que olvidaron que eran rosas, olvidaron sonreír.



Qué llega… ya llega la noche

llega entre tinieblas que me hablan de ti.

Las nubes te lloran y el cielo…

el cielo se rompe y empieza a rugir.



Jirones de tristeza líquida

embriagando el alma que te vio partir.

Pedazos de tiempo sin tiempo,

relojes de arena que no tienen fin.



Y me miran todas tus miradas,

todas tus palabras vuelven hasta mi.

Recojo en silencio las albas

rodando entre lágrimas ¡gotas de marfil!



Qué llega…¡ya llega la noche!

y el dolor me abraza…

¡tú no estás aquí!

viernes, 16 de diciembre de 2011

Dejó de ser









Transcurren los días, la noche (la vida)

como si nada fuese verdad,

como si nada fuese mentira

como si nada fuese…

Como si el tiempo

se hubiese quedado estático

en algún lugar sin tiempo

detenido,

colgado en el tic-tac de la pared

donde me miras, donde te miro.



Pareciese que una película vieja

hubiese engullido los paisajes

y ahora corretean los grises

por todas las callejuelas,

mientras las farolas lucen una mirada triste

y las hojas que nos vieron sonreír

yacen inertes e inanimadas sobre la tierra.



No sé qué pasó…

aún no sé en qué momento

se nos creció el abismo

nos hicimos silencio…

y dejamos que nuestro mundo

se llenase de ruido.

No sé qué pasó…

todo dejó de ser,

dejó de tener sentido

eso… eso que llamábamos amor.

Dejó de ser.

Dejó de fluir. Dejó de latir.

¿Acaso dejó de existir?

No. Solo dejó de ser…

Dejó de ser una pradera extensa donde abrazar el día y reposar la boca, impregnada en caricias.

Dejó de ser una mirada tierna con lágrimas azules que entre las nubes se mecían.

Dejó de ser cómplice, fuego, pasión encendida en la piel de los cuerpos. Dejó de ser río embravecido arrastrando en una hermosa cascada el sentimiento. Dejó de ser…

Y quise llorar pero ya estaba seca.

Y quise morir pero ya estaba muerta.

Y quise gritar pero en mi garganta rota solo encontré el silencio… un silencio gastado, apagado en mi apagada boca…

Dejó de ser.

Y llueve. Ahora llueve tristeza en la piel de mis manos y se me empapa el alma… aún se me empapa el alma cuando nos miramos.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Bajo el sol de Abril



Era primavera de un invierno errante

que dejó entre hielos mi cuerpo febril.

Y en la tumba fría de tu boca amable

enterré mis labios bajo el sol de abril.



Tus ojos dos cruces, mirando distantes,

clavándose dentro, muy dentro de mí.

Tus manos cortezas de elevados árboles

despertando en mi carne esta sed por ti…



Tu pelo enroscado en estrellas fugaces

y en tus labios mi vientre de blanco marfil.

Adoré tu cuerpo aquella noche frágil

¡te hice mi trinchera sobre tierra hostil!



Me olvidé de ayeres heridos de niebla,

de sombras oscuras, pintadas de gris.

Me olvidé del tiempo, líquidas tristezas

manando en mis ojos de coral añil.



Tu sembraste flores, valles y praderas

tizas de colores sobre el pizarrín.

Tú me alzaste puentes y mil escaleras

en aquel laberinto donde me perdí.



Quédate conmigo, quédate a mi lado

en este susurro que nace por ti,

en esta caricia que duerme en mis manos

y vuela en tu cuerpo bajo el sol de abril.



Quédate conmigo, quédate a mi lado,

juguemos a amarnos cada noche así…

como si la vida fuese este pedazo

y al doblar la esquina…

el resto del mundo no estuviese ahí.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Amor



Amor.

Amor que vienes a buscarme, silencioso

y me invitas a perderme entre tus sombras.

Que trepas a lo alto de mis hombros

y te enredas en mi cuello como un tallo de amapolas.



Amor que escalas subterráneos corazones

y te paras a las puertas de mi boca

y te enciendes, cual luciérnaga en la noche,

tiritando entre las ramas que te rozan.



Amor que muerdes mi carne

con las perlas nacaradas de tu boca.

Amor que te escondes en las nubes de la tarde

para ver arder el cielo entre mis horas.



Amor de piel sin piel,

de vírgenes caricias que te nombran.

Amor de ser sin ser,

escondido entre las calles sin farolas.



Amor sigiloso,

que masturbas las heridas de mi prosa

y te haces luna azul

que transforma en poesía lo que toca.



Amor,

que caminas por debajo de mi piel,

arañando con tus pasos mi memoria.

Amor…ven ya ¡desclávame!

que no puedo amarte así y sentirme sola.

Amor… libérame ¡hazme tuya o déjame!

para que pueda naufragar a la deriva de mis olas.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Hasta ver morir el sol



A veces necesito acurrucarme,

dejar que el mundo caiga hasta mis pies.

Beber de los silencios de la tarde,

trepar hasta las nubes y volver.



A veces necesito desprenderme

de esta cosa que llamamos realidad.

Doblar el almanaque, hacer un puente,

que aprenda a caminar en soledad.



A veces necesito columpiarme

romperme en tu manera de mirar.

Dejar que me desnuden tus palabras

y en la sombra de tu voz, echar a andar.



No acabo de saberme en esta tregua,

no acabo de encontrar aquel lugar,

que un día dibujaron mis quimeras,

a orillas de un azul y hermoso mar.



A veces necesito que me empape

esa lágrima que aún guarda el corazón.

Llorarte, a veces, aún quiero llorarte,

y no… no quieras que te cuente la razón.



Y es que a veces se me rompen las pestañas,

de mirar en el espejo y no ser dos.

A veces son mis manos que te extrañan

y te buscan en el fondo de un cajón.



Por eso en ocasiones me disgrego,

difumino cada parte de mi yo.

Me hago aire en un pedacito de viento

y me acurruco hasta ver morir el sol.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Vagamos






Vagamos.

Llegamos desnudos con el alma en blanco.

Nos visten de ideas, de normas, de reglas,

transmutan el fondo, violan nuestra esencia.

Nos ponen correas, cerrojos y puertas,

no vaya a ser claro el azul de algún cielo

o un nido de ideas se nos cuele dentro…

Someten al blando, rebaños de ovejas,

pastores indignos de bocas pequeñas.



Vagamos.

Algunos vagamos una vida entera

buscando la esencia que al nacer nos dieran,

y miramos dentro, dentro de la tierra,

para hallar raíces de inocencia virgen

de vírgenes eras, donde el pensamiento… era

aún era.....

un rumor del agua, una cascada abierta,

contenido y continente de espiral concéntrica,

de infinitas variables

de una misma luz, en una misma senda.





Y en ese viaje de inquietas tertulias,

de búsquedas ciegas,

con el pecho abierto, mordiendo quimeras,

encontré tus ojos arribando mareas,

tus ojos, de encendida calma

tus ojos de tierra,

tu mirada fértil preñada de sedas

con brasas de vida y sus muertes pequeñas.



Si alguien preguntase ¿mereció la pena?

vagar por desiertos colmados de arena,

morder la tristeza clavada en las venas

y sentir como estalla la violenta queja

del hueso aterido que el hambre contempla…

¿Mereció la pena?

Si. Rotundo y escueto. Redondo y certero.

¡Mereció la pena!.



Después de mirarme en tus pupilas bellas

y hallarte en mis manos libando una estrella.

Después de ser río colmado en tu lengua,

torrente del brío de tu boca abierta.

Después de saberte en la tierna corteza

de tu cuerpo breve en mi extensa pradera.

Mereció la pena remover la tierra,

deshacer los mapas, quebrar las fronteras,

¡recoger mil plumas y volar quimeras!

¡navegar la lluvia!

por sentir tus ojos mirándome entera…

¡sí! mereció la pena.



Ahora mis cabellos

son de seda blanca

y ha fraguado el tiempo

sobre mi piel clara.



Tú te fuiste lejos

a buscar el alba

a jugar con las nubes,

una madrugada.



Pero te has quedado

junto a mis rincones,

en todas las sombras,

en todos los soles.



Aún llevo tus risas

vistiendo mis labios

cuando cae la tarde,

y el fuego del cielo

anuncia el ocaso.



Aún miran mis ojos

en tus ojos bravos

y una dulce lágrima

te besa en las manos.



Aún nace ternura

y se mece en mis brazos

tu caricia extensa,

tu rostro callado.



Mil veces he muerto

ahogada en el llanto,

por tenerte lejos,

¡por quererte tanto!

por llevarte dentro

¡cual puñal clavado!

Y mil veces más una

tú me has levantado.



Si. Mereció la pena vagar por la vida

hasta hallar la esencia del amor, robado,

en lo más profundo de aquella caricia…

aquella caricia que nos entregamos.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Déjame acariciarte el corazón




Déjame acariciarte el corazón, déjame.

Déjame desangrarme en tu dolor, déjame.

Déjame ser la brisa, el alba y la caricia

que devuelva a tu mirada su candor…



Déjame que te envuelva

entre pétalos de seda

y que invente para ti,

un nuevo color.

Déjame que te abrace

hasta donde el alma alcance

quiero ser lluvia que limpie

el corazón.



Déjame que te enseñe mi sabor… déjame.

Déjame ser susurro, labio y voz

Déjame que te acune entre las hojas resecas

y que haga de tus sombras mi rincón.



Déjame acariciarte el corazón…

que me duele cada llanto,

que tus ojos han llorado,

cada herida que tu carne

ha postrado bajo el sol.

Y me duele la tristeza

que atardece entre tus manos

y me duele que me duelas

¡más allá de la razón!

¡Déjame!

Quiero llevarte en mis labios,

tatuado entre mis venas

y sentir como te enredas

en esta nueva ilusión.



Déjame…¡déjame que te acaricie el corazón!

martes, 6 de diciembre de 2011

Noviembre frío






Noviembre frío.

Llueven tus ojos sobre mi cuerpo dormido,

y me gusta sentir

como despierta en tus manos

la piel de un latido.

Sentir

como se humedece el alma,

en la esquina de tu ombligo

Sentir

que entre tus dedos de escarcha

se despiertan los gemidos.

Sentir

como se para el tiempo

entre tu labio y el mío…



Me gusta saberte

enredado entre mis cosas,

desnudando los recuerdos

donde habita la memoria.

Me gusta saberte

navegando entre los hilos

que aprenden a tejerme

entregado, dulce y mío.

Saberte enamorado

mordisqueando un suspiro,

rozando con tu boca

el aire que respiro.



Noviembre frío.

Llueven tus ojos

sobre mi cuerpo tendido

y tu mirada de hombre

se hace piel ¡carne y delirio!

Y solo quiero ser hembra

en tu deseo encendido,

ser en ti fuego y hoguera

y lentamente… ¡hacerte mío!

Solo quiero navegarte

y hacer de tu boca ¡destino!



Noviembre frío.

Las calles siguen dormidas,

el mundo sigue camino.

El cielo cómplice amable

nos envuelve con su abrigo

Tu y yo somos la vida

buscando calma y cobijo.

Tu y yo somos caricia

en este noviembre frío.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Languideces



Languideces,

tras la húmeda cortina de mis párpados,

mientras vas descendiendo por el finísimo hilo

que deja una lágrima a su paso.



Ya no puedo verte, ni mirarte,

el dolor de esta herida me ha cegado,

mientras se cubren de velos las caricias

que se vistieron de luto entre mis manos.



Se entumece la noche en el hueco de mis labios,

ya no tengo palabras.. ya no…

y en mi boca de luna solo queda el silencio,

una lápida rosada con tu nombre enterrado.



Hace frío.

Has traído el invierno a latir en mi costado

y está lloviendo tristeza

sobre un corazón despoblado..

un desierto de quimeras,

una sima profunda que se adentra

hacia el vacio de un amor amputado.



Languideces.

Te haces humo entre mis manos.

Te has convertido en un rostro

desdibujado y extraño.

Ya no puedo verte, ni mirarte sin sentir…

que se me escapa el amor

por las rendijas de mis huesos cansados.



Languideces.

Te haces niebla espesa

sobre mi piel de alabastro

y ya no estás en mi… ya no,

ya no puedo sentir,

como tiembla mi vida

al caminar en tus pasos.

sábado, 3 de diciembre de 2011

Hablo sola




Hablo sola (lo confieso)

y arquitecta de mi boca

voy diseñando en mi verbo,

con sus vocales redondas,

los pilares de unos versos

en alas de una gaviota.



Hablo sola. Si. Lo admito.

Tengo mi propio universo

con mares en los tejados,

nubes alfombrando el suelo,

paredes blancas de esparto

que me sirven de lienzo.



Las flores tienen violines

entre sus prístinos pétalos

y componen melodías

para mis oídos huérfanos.



La noche lame mi boca

con sus sabores azules

discurriendo entre mis cosas

con ese aroma agridulce.



Soy cisne y patita fea

sobre una lágrima blanca.

Soy sirena entre mareas,

Blancanieves sin manzana.

Soy la bruja con su escoba

y la hermanastra malvada.

Soy el cuento, el anticuento,

el silencio y la palabra.

Me acicalo en consonantes,

me maquillo con las pausas,

y entre las letras me pierdo

por debajo de mis faldas.



Hablo sola y no me importa,

decirlo aquí y en voz alta.

Tal vez sea extravagante

o una loca redomada,

pero a veces yo a mi misma

hasta me llevo la contraria.



Si me enfado, no me callo,

me debato entre dos bandas,

argumento, pienso y hablo

en mi charla solitaria.

Otras veces yo divago

solo divago en voz alta,

mientras voy pisando charcos

sobre las lunas moradas.



En mi universo no hay ropas,

anda desnuda mi alma,

no necesito caretas, ni costras,

ni esconderme de mis lágrimas.



Mi mano clava la daga,

Mi mano cura la herida

En mi mano nace el alba

y también se muere el día.



Hablo sola. Si. Es cierto,

con esta soledad tan mía,

donde me encuentro y me invento

donde soy… donde solo soy yo misma.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Tu silencio



He muerto.

Tantas veces he muerto en el silencio de tu boca.

Inexpugnable. Incomprensible. Insondable.

Inenarrable silencio vestido de sombras.

Porque tu voz era un hálito vida,

la medida necesaria para saberme contenida

y sin medida…

Tu voz,

eran susurros de mares alzados sobre mi pelo,

nenúfares navegando sobre una gota de cielo,

tu voz rota de gargantas suaves

eran huellas caminando entre mi pecho.

Tu voz era…

labio,

boca,

beso,

incendio,

fuego,

carne,

piel desnuda

cuerpo

¡incandescente deseo!

Y después silencio.



No soporto este silencio tan lleno de silencios.

Vacíos que se inundan de ti, de tus palabras,

de los colores que pintaban tus dedos

mientras la tarde dormía recostada en nuestro beso.

Y ahora el silencio…

He muerto tantas veces en el silencio de tu boca

que ya no sé…

ya no sé si has existido

o si eres solo la niebla

de un extraño delirio,

que busca encontrarte

entre naufragios ya extinguidos…

Tu voz…

tu voz se hizo silencio (sórdido y hueco)

rotundo, abisal ¡desértico y yermo!

Allí muero despacio

en ese silencio ¡tan lleno de silencio!

que mata mis paisajes y todos mis alientos.

martes, 29 de noviembre de 2011

Se me escapa



A veces se me olvida,

simplemente se me olvida

que ya no me amas

y se me escapa un suspiro tras los cristales

y un murmullo de lunas hiere la carne,

es mi boca cerrada que ha de nombrarte

sobre un cielo de sombras negro azabache.



Y es que invades rincones inexistentes,

te respiro en la noche dulce y ausente,

eres sangre en mi sangre, aire en mi aire,

y todo lo transformas de parte a parte.



A veces yo reniego, no quiero amarte,

a veces me condeno hasta marchitarme,

sabiendo que en ti nacen todos los verbos,

la luz que me alimenta de fuera a dentro.



Reniego de tus ojos de miel y escarcha,

reniego de tu boca de mar colmada,

reniego de tus manos, huellas cansadas,

que aún dejan su caricia sobre mi espalda.



Reniego del latido que te pronuncia,

del sonido del viento en la madrugada,

del temblor de mis labios bajo la lluvia

que aún reclama ese beso al llegar el alba.



Pero a veces, a veces se me olvida,

simplemente se me olvida…

que tú ya no me amas,

y se me escapa un gemido tras la ventana,

que empaña de caricias la piel del alma,

te pienso y te retengo junto a mi cama

sabiendo que eres niebla sobre mi almohada

y me columpio en la noche de nubes blancas

cuando en tus ojos, la brisa, aún me miraba.



A veces se me escapa…

simplemente se me escapa

y el recuerdo se hace vida

donde ayer murió mi alma.

lunes, 28 de noviembre de 2011

A veces



¡Ay!

Señor de mis señores.

Dolor de mis dolores

¡Amor de mis amores!

Vetusta y rota ciénaga

que vas matando soles

sobre mi vientre de arena.

Tú, que aún depositas

desvencijados temblores

sobre mi piel añeja.

Tú, que aún me deshabitas

como inhóspito habitante

de remotas quimeras.

¡Ay de mí! ¡De mi memoria decrépita!

Que te conserva intacto, virgen ¡sin espuelas!

Como una rosa florecida

en el albor de la pradera

Un bosque de lunas vivas

ataviando primaveras.

¡Ay!

Señor de mis señores.

Dolor de mis dolores

Amor de mis amores

¡Quererte no quisiera!

No quiero quererte, así

¡Así! ¡de esta manera!

Que me rompe y me repega

Que me salva y me condena

Que me pinta y me ennegrece



¡que te haces sangre entre mis venas!

¡No quiero quererte así!

¡Encarcelada entre tus rejas!

Con la noche aún por venir

y la tormenta borrando mis huellas.

¡Ay de mí y de mi sentir!

Que te siembra en las estrellas

y recoge luces malva

de inexistente belleza.

Tal vez esté loca.

Tal vez esté ciega.

Tal vez viva siempre

al borde de una falsa certeza…

un espejismo que sueña y sueña y sueña…

Tal vez nunca aprendí a vivir despierta.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Elijo




Elijo.

Cada noche elijo regresar hasta tus ojos

a usurpar esa mirada que me busca,

a trepar por las laderas de tu rostro

y recostarme en la tersura de tus lunas.



Elijo ser la copa entre tus labios,

ser el vino y derramarme por tu vida.

Encender de amor las velas de tus brazos

y navegar entre los mares de tu risa.



Elijo amarte, acunarte entre caricias,

subir al cielo y sonrojarte con mi aliento.

Ser lluvia entre las nubes de tus días,

se en ti ¡la piel, la carne, el fuego y el deseo!



Elijo conquistar el minutero,

robarle la memoria a tu tristeza,

reescribir las huellas de tu cuerpo

y hacer de mi locura tus quimeras.



Elijo echar al viento las cenizas,

quemar las horas rotas y vacías.

Llorar entre tus ojos, ser líquida ternura,

y empaparte en la dulzura de mi brisa.



Elijo… Yo elijo ser en ti

la luz, la noche, el cielo

¡la tierra en la que habitas!

Elijo ser en ti

la boca, el labio, el beso,

¡el aire que respiras!

viernes, 25 de noviembre de 2011

Ojos tristes



Yo tenía unos ojos

de oscuras pestañas negras,

que mecían en su fondo

los mares y sus mareas.



Caminaban cada noche

en busca de las estrellas,

bailaban sobre la luna, enredándose,

entre sus hilos seda.



Mis ojos eran columnas,

pilares de mil quimeras,

sosteniendo la ternura,

que rezumaba en mis venas.



Rozaban con sus colores

las nubes de la mañana

que iban arropando bosques

hasta ver nacer el alba.



Ahora que mis ojos lloran

son dos pozos de tristeza,

lagunas viajando solas

sobre tortuosas sendas.



Mis ojos, cuna de risas,

de inmaculada belleza,

ahora son como ventiscas

sobre una arena desierta.



Se les fue yendo la vida,

como a una llama de cera,

se les murió la sonrisa

entre las sombras espesas.



Marchitan, ellos marchitan,

por no ver tu primavera.

Marchitan, ellos marchitan,

porque no te tienen cerca.



Mis ojos, pálidas cuencas,

apostadas en la acera,

esperan, tan solo esperan,

poder ver cómo regresas.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

El hombre y la tierra.





El hombre es como un surco.

Vacío, hueco y burdo

que absorbe las semillas

hambriento de la tierra en cada amanecer.



No aprende, nunca aprende

a contener lo hermoso,

a preservar la vida

que aún puede florecer.



Se esconde tras su ombligo,

relame sus miserias

y embauca los oídos

creyéndose un gran ser.



El hombre es un gran memo.

Actor de una comedia.

Un trágico teatrero

que no paga el alquiler



Camina desvaído.

Camina con flojera

Escupe egocentrismo

todo gira en torno a él.



Mientras la tierra muere

¡Esta tierra que es tan nuestra!

vomitando las simientes

que nos permitió crecer.



Nosotros, los parlantes,

los bípedos hablantes,

seremos responsables

de lo que está por caer…



¡Hay que ser animales!

(qué me perdonen los tales)

para seguir destruyendo

lo que nos da de comer.



Inflamos al ganado.

Envenenamos la siembra

Clonamos, indulgentes,

las caras de la guerra.



Depilamos el pubis

de cada cordillera,

de cada pulmón verde

bosque, pradera o selva.



Vivimos hacinados

en modernos esqueletos.

Consumimos, derrochamos,

derruimos, ensuciamos…

vamos desertizando todo lo que tocamos

y a nuestro paso el paisaje se hace cuerpo de metal



Si defecas donde comes

y bebes donde meas…

y no quieres aprender

a reciclar tu propia mierda

dime ¡inconsciente! ¡qué esperas!





Hasta ahora la tierra,

había puesto entre tus manos

su más hermosa cosecha…

¿Qué harás cuando se muera?

¿Cuándo desaparezca?

Cuando la mar y los ríos lleven ácidos mojados

y la tierra supure un vómito amargo,

cuando el sol acribille las pieles

con sus rayos dorados

y no puedas respirar

porque el aire sea ya

un cementerio de pájaros.



¿Qué harás entonces

con todos tus “todos” tan necesarios?

martes, 22 de noviembre de 2011

Desorden




Yo tenía ya mi vida organizada,

archivada por colores y columnas

y alfabéticamente enumeradas,

todas mis rutinas, una por una.



Las mañanas eran lúcidas tristezas

sistemáticamente programadas.

La tostada y el café sobre la percha,

masticándose entre dientes sin decir apenas nada.



Cada noche la diáfana cordura

traspasaba las paredes con su mueca

y entre almohadas usureras de ternura

dormitaba y dormitaba como una gallina clueca.



Tú llegaste con luceros en la boca,

con estrellas titilando entre algodones,

con miradas encendidas y una rosa

de mil pétalos teñidos de colores.



A tu paso las palabras tiritaban,

desandando uno por uno mis relojes,

sublevando los cafés y las tostadas,

convirtiendo el desayuno en un folklore.



Tu sonrisa iluminaba la ventana,

como un lecho de dorados girasoles

y en tus manos la ternura sollozaba

adorando la caricia de la noche.



Se cayeron alfabetos y rutinas,

se sumaron a mis huesos tus esquirlas

y en perfecta desnudez y sintonía

comenzaron a enredarse en el tango de la vida.



Me trajiste con tu lengua los sabores

del delirio de tu piel sobre la mía

y en tu carne sublimada de pasiones

me enseñaste de nuevo ¡a sentir que estaba viva!



Yo tenía ya mi vida programada..

N de nada, R rutina, T de tristeza…

y llegaste tú ¡pura locura!

a dibujar entre mis manos nuevas letras.

A mor…

M irándote

O igo

R ugir al corazón.

domingo, 20 de noviembre de 2011

No. Hoy no.









Hoy no tengo ganas de llorar. No. Aunque siga con la misma daga de cristal clavada en medio de algún lugar equidistante entre el pecho y el alma, ese lugar donde se almacenan las tristezas que suceden y que invaden y no terminan nunca de marcharse.

No… No me abandonan… se van quedando… se van deshojando como flores marchitas de primaveras pasadas que dejaron sus huellas entre mis manos. Otras veces simplemente se quedan nadando entre una gota de agua, una lágrima colmada, una lágrima pequeña que se perdió o que no quiso ser encontrada y de cuando en cuando sale y se asoma a los portales rotos de mis ojos, cuando la noche se va apagando despacio y la memoria queda libre para volver a recorrer los caminos que se quedaron atrapados en algún lugar del pensamiento, amarrando el ayer entre mis brazos.

Pero no. No tengo ganas de llorar, aunque la tristeza cabalgue en mi garganta y trepe por los nudos de mi espalda cansada. Aunque mi carne se quede sin peldaños para subir a la azotea y respirar un pedacito de nube, de esa nube que guardé entre las esquinas de un papel donde escribía delirios, poemas y quimeras…

No. Hoy no tengo ganas de llorar aunque sienta que mi piel, toda mi piel, se derrama sobre la tierra formando pequeños charcos de líquida tristeza y sienta que el otoño y su nostalgia se han quedado atrapados en los surcos de mis venas, bombeando este corazón que late despacio, apenas… que apenas late ya, cansado de las idas y venidas de la noche. Cansado de limpiar el mismo escaparate cotidiano día tras día, manchado de ese color gris parduzco que ennegrece las sonrisas y no permite que entre la luz del sol por ninguna rendija.



Pero no. Hoy no tengo ganas de llorar… o tal vez sea, simplemente, que de tanto haberte llorado ya, me quedé vacía…

A las afueras



A veces se me olvida…. se me olvida que hay un mundo transitando a las afueras de tus ojos, de esos ojos que sonríen envolviendo cada instante con la piel de una caricia, se me olvida…. Se me olvida que hay un mundo transitando a las afueras de tu mirada y la mía. 


A veces lloraría… lloraría de ternura empapada de tu piel sobre mis días porque eres como lluvia que atardece en mis sentidos y dibuja en mis paisajes melodías y se me olvida… se me olvidan las distancias, las mil palabras no dichas, las horas que aún desconocen el sabor de tus caricias. 


Y es que cuando tus ojos me miran… se desnudan los violines en hermosas melodías y los charcos de la tierra se hacen mares de corales donde habitan las sirenas que me guían y se me olvida… se me olvida que eres sueño, que eres niebla y lejanía. Que tu camino y el mío son dos líneas paralelas que se besan sin besarse, que se sienten sin tocarse, que se elevan sobre el cielo para poder contemplarse, un instante apenas, apenas un breve momento cada día y luego siguen su camino… ese camino vacío que transita a las afueras de tu mirada y la mía.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Déjame aprenderte




Déjame mostrarte, déjame enseñarte

cómo, cuándo y dónde,

dónde, cómo y cuándo

quisiera aprenderte, quisiera encontrarte…



Quisiera aprenderte en tu infancia dormida,

correr en tus parques, reír en tus risas,

abrazar tus miedos, ser sangre en tu herida,

ser lágrima rota en tu hermosa pupila.



Quisiera encontrarte en todas tus formas,

recorrer entera la piel de tus días,

hacer excursiones con mi boca redonda

¡por cada pedazo de tu geografía!



Quisiera aprenderte desde arriba a abajo,

desde abajo a arriba, entre todas tus vidas.

Ser lluvia en la tierra donde van tus pasos,

ser violín y cuerda en cada melodía.



Quisiera encontrarte

enredado en mis cosas,

cuando me abraza la tarde

y el ocaso sonroja.



Hallarte en el espejo

jugando con la esponja,

empapando de caricias

el agua que nos moja.



Déjame enseñarte…

enseñarte que el tiempo

es tan solo un concepto

atrapado en la esfera

de algún viejo reloj.



Quisiera aprenderte

desde tus rincones

y hacer de tus ojos

mi luna y mi sol.



Déjame enseñarte

a viajar entre mis dedos

que quieren dibujarte

en un lienzo de pasión.



Déjame aprenderte

con la piel de una caricia

desnudarte en mi ternura

y cubrirte con mi voz.



Quiero hallarte en todo labio.

Hacerte beso y mío.

Ser boca, solo boca.

¡y delirar con este amor!

viernes, 18 de noviembre de 2011

¡Ay niño!¡Tus labios!






Me queman tus ojos negros,

tus negros ojos de leña.

Me está quemando tu boca

¡tu boca de roja escuela!



Me quema tu voz y tus labios.

Tus labios que aún no me besan,

que se me acercan despacio

en un susurro que espera…



¡Ay niño si yo pudiera!

solo una vez ¡si pudiera!

besar esos labios tuyos

¡que hasta en el alma me queman!



Si yo pudiera besarte.

Ser la piel donde navegas,

la tormenta de tu carne

¡el refugio de tus venas!



Ser el templo donde rezas

la cruz donde te flagelas,

ese insomnio que desvela

todas tus noches negras.



¡Ay niño si yo pudiera!

solo una vez ¡si pudiera!

Te mordería despacio

igual que a una fruta fresca

y saciaría en tus labios

esta sed que me subleva.



¡Ay niño! ¡Si tú supieras!

que por ti voy suspirando

¡ay! solo una vez si pudiera

¡quisiera arder en tus labios!

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Poesía




A veces yo quisiera desandarme.

Desanudar los lazos aunque sangren.

Desempolvar de tiempo el almanaque,

desaprenderme toda y desde cero

empezar a reinventarme.



A veces quisiera desoírme.

Desconvocar la niebla que me invade.

Desescuchar el miedo de la tarde

para aprender de nuevo a escuchar

lo que de piel para dentro me nace.



Quisiera ser un ave solitaria.

Volar sobre los cielos sin fronteras,

buscando el verbo simple, la palabra.

La palabra sencilla y su belleza.



Quisiera ser la boca de un poema

La voz, la tripa ¡el alma de un poeta!

Quisiera conocer hasta la entraña

de todos sus silencios con sus calladas letras.



Y es que a veces yo quisiera desterrarme.

Vivir a las afueras del planeta.

Crear un mundo solo para amarte (poesía)

Para saberte toda. Contenerte toda.

Poder sentirte toda (entera y mía) ¡sobre mi carne!

lunes, 14 de noviembre de 2011

Qué manera...



Qué manera de doler tiene la vida.

Qué manera de romperte las costillas.

De arrancarte de un zarpazo

los pulmones y las tripas

y obligarte a respirar rota y vacía.



Qué manera de llorar tiene la vida.

Son sus lágrimas el acero en la cuchilla,

que te va redondeando

como a una fruta podrida

¡arrancándote la piel, tira por tira!



Qué manera de gritar tiene la vida ¡Qué manera!

Te ensordece con su furia, con su ira.

Ella te tumba y te levantas

Ella para y tu caminas

Ella empuja y tu resistes con templanza y valentía.



Ella duele (duele toda) en cada herida.

Ella llora y se desborda y se hace ría.

Ella grita ¡ella grita!

y tus piernas temblorosas

se hacen costra en la rodilla

¿a qué esperas? ¿a quién buscas? ¿dónde miras?

Estas sola.



Estáis solas tú y tu vida.

Es esa soledad anárquica

que no entiende de políticas,

esa soledad del alma

que no acepta compañías.

Esa soledad que buscas

cuando llamas a una amiga,

ella,

esa soledad que escucha,

que siempre te acuna y te guía.

Ella,

que ha de caminar contigo

hasta el final de tus días.



Qué manera de enseñar tiene la vida ¡qué manera!

no hay maestra más hostil ni más arpía (qué la vida)

Qué manera de enseñarte

qué tu billete es de ida

aunque grites y te enfades

aunque llores y maldigas

aunque el pecho se te parta en dos mitades…

¡es solo de ida!

aprende, mira al frente, ve y ¡camina!!

¡Es la vida!

Amor, amor, amor…




Amor, amor, amor…

¿Por qué te has ido?

¿Por qué doblaste como un cromo de papel

este dulce corazón y su latido?



Amor, amor, amor…

¿Te has escondido?

¿Acaso te olvidaste de volver

para abrigar con tu calor todos mis fríos?



Ayer pude sentirte por mi piel

con esa tierna desnudez

que habita solo en tu mirada.

Ayer pude sentirte amanecer

y entre mis manos pude ver

que las caricias aún temblaban…

Ayer eras mi brújula, mi tren,

eras mi tiempo en la pared,

eras mi todo en cada nada.

Ayer…ahora parece que fue ayer

cuando en mi carne de mujer

tu hermoso cuerpo se embriagaba.



Amor, amor, amor…

Quiero sentir como me abrazas.

Amor, amor, amor…

Quiero volar entre tus alas.

Amor, Amor, Amor…

¡quiero romper esta coraza!

Amor, Amor, Amor…

¡Oye mi voz, que te reclama!

domingo, 13 de noviembre de 2011

Niños de la calle




Son presencias que desgarran la mirada.

Niños rotos con estigmas en la espalda.

Se desloman contra el suelo

al usurpar el basurero

y se sientan a la mesa con las ratas.



En sus ojos no se encienden luminarias.

A sus ojos no ha llegado la esperanza.

Son los niños de la calle

con harapos como traje

y unos huesos que sustentan su coraza.



Ellos viven masticando soledades.

Caminando sin sonrisa por los parques.

En sus noches no hay tejados,

solo cielos estrellados

que se cuelan a través de los cartones.



Ellos viven por detrás de las farolas.

Bajo el puente que tú ves desde tu casa.

En el asfalto que tu pisas,

ellos levantan su cama

y hacen sábanas de piedra

de papel y de miseria

mientras duermen abrazados a la nada.



Muchos pasan y los miran con desgana.

Los políticos los obvian, los ignoran y se apartan

no es rentable el invertir sobre fantasmas.

Así viven, así mueren.

Son los niños de la calle.

Son el fruto de esta sociedad sin alma.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Es entonces...




Cuando me envuelve la noche

llegan hasta mí tus labios,

ese templo marchito

de carmín sonrojado.



Y te escribo en el silencio

de unas hojas en blanco

que tiemblan entre mis dedos

con frágil desencanto.



Y te escribo sin voz,

sin boca, sin manos.

Te escribo entre letras blancas

ese verbo callado.



Te nombro dulcemente,

en un susurro apagado

hasta que siento que tu piel

está de nuevo a mi lado…



Maldigo esta nostalgia

que llega haciendo estragos

en la carne que aún recubre

de memoria mis años.



Maldigo esta distancia

entre tu paso y mi paso,

entre tu cielo y mi cielo

que mueren, sin mirarse,

en la quietud de un mismo ocaso.



He atesorado lunas,

relojes y calendarios

y esa lluvia de ternura

donde bebían mis labios.

Perenne ha perdurado

tu olor sobre mis manos

y la brisa de tu cuerpo

tendido en mi regazo.



A veces hablo sola

sin voz entre mis labios

y en un rugir de olas

descubro que he llorado

y trepa la tristeza

hasta mis ojos callados

y vuelvo a recordarte…

a recordar que ¡aún te amo!



Es entonces que te escribo,

que te invoco y te reclamo.

Es entonces que revivo

sobre este papel mojado.

Y vuelvo a escuchar tu risa,

el revuelo de tus pasos

mientras la puerta sonríe

y tu llegas a mis brazos.



Un día quemaré mis letras,

forraré el infierno de versos amargos.

Un día olvidaré mi nombre, olvidaré tu nombre

olvidaré que existes y olvidaré también

¡Cuánto te h
e amado!

jueves, 10 de noviembre de 2011

Me equivoqué de piel...



Me equivoqué de piel… me equivocaba.

Quise vestirme de mí y me vestí de él,

toda de él, sobre mi espalda.



Me equivoqué de sed… me equivocaba,

quise beber de la fuente y bebí en su vergel

¡de hermosas cascadas!



Era un extraño

de olas calmadas entre las manos.

Guardaba flores

entre las hojas de un libro en blanco

Allí escribía

en un viejo parque todos sus años

Letras de vida,

versos y olores almacenados.



Era un extraño,

tan distinto ¡tan cercano!

Solo un extraño

que me acunaba junto al ocaso.



Y aquel extraño

de ojos distintos, de ojos callados,

me fue pintado

de otoños dulces cada retazo.



Y fue aquel extraño de ojos tristes,

de bosques color miel en la mirada,

que se hizo cotidiano entre mis grises,

se me hizo luna azul entre mis albas.



Pulió con su ternura mis palabras,

rozó con su mentón todo mi espacio

y lloró de primaveras la mañana



cuando se encontraron en un beso nuestros labios.



Me equivoqué de piel… me equivocaba.

Quise vestirme de mí y me vestí de él,

toda de él ¡mientras me amaba!

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Tengo frío




Tengo frío.

Es un frío callado

que rezuma en los huesos,

que pronuncia mi nombre

cuando aún era nuestro.

Que se esparce en la noche,

descuartizando el cielo,

deshilachando la luna

en porciones de viento.



Es un frío que arrastra

las anclas del tiempo,

que se cuela en mi carne

de piel para dentro.

Que no tiene fronteras,

solo polvo y lamentos.

Que va gimiendo en la entraña

dejando un rastro gélido. 





Es un frío que se enhebra

como agujas en la sangre,

despedazando mis venas

en milimétricas partes,

que estallan y se dispersan

¡en un llanto inconsolable!


Es un frío que quema

en mis ojos de invierno.

Es un frío que llega

hasta el fondo del pecho.

Que rompe, que rasga,

que incinera el pellejo

que aún cubre los restos

de aquel que fue mi cuerpo…



Tengo frío…

y la niebla me cubre

con sus manos de cedro,

hasta convertir mis pasos

en bosques de hielo

que eternamente viven

reptando recuerdos,

que eternamente siguen…

¡sin saber cuando han muerto!

domingo, 6 de noviembre de 2011

Un número más...



Caminaba perdida

a través de la niebla

como una gaviota dormida

sobre sus patas de tela.



Como una muñeca rota,

herida de cremalleras

sin voz, ni palabra, ni boca,

sin ojos, en sus pupilas ciegas.



Se clavó una cruz al cuerpo,

se autoproclamo pequeña,

se borró tras el espejo

y anduvo sin tener pies (anduvo sin dejar huellas)



Se disolvieron sus huesos

a golpe de mano abierta,

su grito se hizo silencio

al final de la escalera.



Cavó con sus propias manos

una fosa bajo tierra

y allí se quedó esperando

¡vivir le daba vergüenza!



Nadie la vio desmembrarse

poco a poco en su tristeza.

Nadie la escuchó quejarse

¡a nadie le importó una mierda!



Estamos tan atareados

lamiendo nuestras miserias

que un número más no importa

un número más no cuenta

¡fue solo otra mujer rota!

¡fue solo otra mujer muerta!

sábado, 5 de noviembre de 2011

A mitad de camino



A mitad de camino, entre tu labio y el mío

hay un beso que espera para hallar el cobijo

de una boca gestada entre noviembres fríos,

mientras suda la niebla en la vereda del río.



A mitad de camino entre tu rostro y el mío,

van tiritando las hojas en otoñal suicidio

y un remolino de nubes preñadas de delirio

mueren sobre el asfalto, mojado y herido.



A mitad de camino entre tu paso y el mío

me nace en los costados un corazón bravío

que sangra de ternura en cada rítmico latido

y en la quietud de la noche ¡se vuelca en estallido!



A mitad de camino de tu cuerpo y el mío

hay una caricia virgen de memorias y olvidos,

una caricia lenta de extenso recorrido

que va creciendo en el fuego de cada gemido.



A mitad de camino

entre tu labio y mi labio

entre tu cuerpo y mi cuerpo

¡entre tu voz y el gemido!

hay un espacio en blanco

hay un espacio muerto,

hay un espacio de sueños,

¡de quiméricos delirios!

Es un espacio intacto

de inexplorado rocío

ese que no será nuestro…

(solo es tuyo, solo es mío)

será tan solo un recuerdo

de lo que nunca vivimos,

justo en ese punto exacto

donde comienza el abismo,

en ese punto exacto,

justo, a mitad de camino…

jueves, 3 de noviembre de 2011

Dime



Dime de dónde vienes, dime de dónde llegas

Dime dónde se gesta la hermosa impronta de tu verba



Dime por qué apareces disfrazando el horizonte

de esos colores que visten ¡visten de plata la noche!

y entre tus manos de viento van sonando los acordes

de un violín que sabe a lunas mientras pronuncio tu nombre.



Dime de dónde vienes, dime de dónde llegas...



Que apareces murmurando en medio de un espeso bosque

para erigir el otoño de mis primaveras muertas,

ese otoño que yo adoro salpicado de belleza,

que trae a mi boca la lluvia mientras la hojas se besan.



Dime por qué me sabes, me sabes a caricias lentas,

al sudor de tu carne breve sobre mi piel morena y extensa,

a dos cuerpos que se buscan, a dos cuerpos que se encuentran

desnudando su deseo bajo la luz de las velas.



Dime por qué tus ojos aún me parecen dos cuevas,

por qué aún tiemblo si me miras,

por qué aún sueño que me besas,

por qué aún se encienden mis días

cuando camino en tus letras.



Dime…

Dime de dónde vienes…

si te marchas o te quedas

dime… tan solo dime

si entre tus labios me llevas…

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Donde termina la mar...




No puedo olvidarte y te busco

entre los mapas de mi vida,

entre sus bártulos absurdos

al final de la cornisa.

Te busco…

Allí, donde se pierde la vista,

donde termina la mar

tras un techado de nubes, que se pinta

del fuego crepuscular…

Allí…

allí se quedan clavadas,

mis ensoñadas pupilas,

buscando en toda mirada

tu manera de mirar.



Allí…

donde termina la mar,

se va creciendo el recuerdo

que sobrevuela el altar

de tu piel sobre mi cuerpo

¡de tu manera de amar!



Allí te buscan mis labios,

allí te vuelvo a encontrar

donde se pierde la vista

¡donde termina la mar!



Y hay dos gaviotas que vuelan

sobre lunas de cristal

mientras sus alas se besan

sus alas de arena y sal

Allí…

donde se pierde la vista

allí…

¡dónde termina la mar!

es allí donde te encuentro

¡donde quiero regresar!



No puedo olvidarte (no quiero)

quiero aprender a volar

ser en ti luna y arena,

donde se pierde la vista…

¡donde termina la mar!

martes, 1 de noviembre de 2011

Te saboreo...




Te saboreo

en todas tus formas,

en todos tus vuelos,

cuando alcanzas a rozarme

con la yema de tus dedos

(como un ciego)

cuando descienden tus ojos

(tu boca, tus labios, tu verbo)

a la gruta más oscura

con un billete de ida

hacia el interior del infierno.

Te saboreo (en tu infierno)

te saboreo (en tu cielo)

y yo…

a mitad de camino entre el suelo y el techo…

te saboreo…

y mis ojos aspiran (respiran, conspiran)

la absoluta completud de tu verbo

(que se hace verso, labio, beso, mano, cuerpo…¡¡incontenible deseo!!) y te saboreo…

Y te haces piel recorriendo mi cuerpo

y te haces sexo recorriendo mi sexo

y te haces TÚ… en mi yo más completo… y te saboreo…

Tú. Divino mortal que engendras en tu boca la bravura del mar, ese mar salvaje y bello…

Te saboreo,

mientras tiritan mis manos

y te contengo

aquí, tan dentro..tan cercano, tan distinto (tan dentro) latiendo como un tropel de nudillos golpeándome en el pecho (tan dentro)…

te saboreo…

lunes, 31 de octubre de 2011

Lágrimas de papel



A veces lloro. Lloro lágrimas espesas de líquida tristeza que se deslizan lentamente por mi espalda. Lloro por ti y por mí. Por ese nosotros que nunca aprendimos a construir a pesar de los años atrapados en algún calendario. A pesar de la vida, de los pasos… no aprendimos… no aprendimos a escucharnos, a encontrarnos… a caminar un mismo sendero tomados de la mano. No… 

Lloro por esa mujer que un día soñó que podía volar tejiendo sueños de esparto entre sus manos. Soñó con ser un poema, una palabra, una letra, en la memoria de unos pocos… de unos tantos. Soñó ser semilla para sembrar de esperanza la tierra adormecida y cubrir de arcoíris los paisajes de su gente, su familia. 

Lloro por ti, por esa sempiterna memoria de fracaso donde levantas tus muros, los más recios, los más altos. Los que aprenden a erigirse en el dolor de aquellos que te han amado tanto. 

Lloro por ella, esa niña mía, esa niña nuestra… que nunca quiso ser y sin embargo es. Lloro por esa niña que se perdió entre la niebla. Dejó su brújula escondida en algún vacío de su vacía maleta. Y no la encuentra…y su mirada escueta se cierne entre las sombras sin alcanzar a mirar más allá… más allá del reloj donde detuvo su tiempo, donde detuvo sus horas… sus horas más negras. 

Lloro por la palabra sesgada. Por el gigante de viento que en sus aspas nos arrastra. Por ese intenso dolor que vistió de grises todas mis mañanas. 

A veces lloro hasta que se duerme entre mis manos la última luz de las calles mojadas. Hasta que mis párpados vencidos se dejan caer en brazos de la madrugada, esa madrugada amable que silenciosa me acuna en sus almohadas blancas. 

A veces… solo a veces… lloro lágrimas sin nombre que al caer sobre el papel se van convirtiendo en palabras…

domingo, 30 de octubre de 2011

Que no te importe



No. Que no te importe.

Que no te importe, mi vida,

si se sonroja la noche

mientras tu boca me mira,

me busca para ser beso

¡para ser beso en la mía!

No.

Que no te importe si el cielo

se despliega en estampida

abriendo su lecho de nubes

con una intensa llovizna

y se empapan nuestros cuerpos

de luz, de sombras ¡de vida!

No

Que no te importe,

si nos abraza la tierra

como hembra florecida

y tiernamente nos besa

entre pétalos de orquídeas,

perfumando nuestra carne

hasta la última orilla.

No.

Que no te importe, mi amor,

si nos sorprenden las albas

desnudando el corazón,

tiritando en las miradas

abrazándose al calor

de dos cuerpos que se claman.

¡No!

Que no te importe ser cuenco

y abarcar todas mis ansías,

que yo seré, en tu desvelo,

la tempestad de tus aguas.

Seremos piel, alma y cuerpo,

deseo encendido en llamas.

¡Que no te importe ser mío!

¡Soy tuya si me reclamas!

No…

no importa donde miremos

siempre nos encontramos

en una simple mirada…

viernes, 28 de octubre de 2011

Bésame si quieres...



Instrucciones previas: Se recomienda leer lentamente… m u y l e n t a m e n t e, susurrándolo en voz baja…



Bésame si quieres.. (yo quiero)

             Bésame despacio…

                          Bésame en la frente

                                       y sigue bajando…


Besa mis mejillas

             sin dejar espacios,

                         llega a la barbilla

                                      ¡qué te está esperando!


Bésame en el cuello,

             besa cada tramo,

                          soy una escalera

                                        ¡peldaño a peldaño!


Ya llega tu boca

              a besar mi oreja

                           y mi piel se yergue

                                          no ¡no te detengas!


Estás en mi espalda

              (y yo estoy temblando)

                            tu lengua me abrasa…

                                           ¡tú sigues besando!


Mis pechos presienten

                 tu tacto mojado,

                            mi piel sonrosada,

                                          ¡se enciende en tus labios!


Me trazas redonda,

              cintura y caderas,

                            llegas al ombligo

                                         ¡y me desesperas!


Sonríes,

             me miras,

                          aún me estás besando.

Sonríes,

            suspiras,

                         ¡y sigues bajando!



Susurro tu nombre en un grito callado

¡no!¡no te detengas! ¡qué me estás matando!



Bésame si quieres…(yo quiero)

            Bésame despacio

                         Sublima mi cuerpo

                                       ¡que por ti está clamando!



Bésame si quieres… (yo quiero)

              ¡Muérdeme en los labios!

                            Bebe de mi boca

                                         ¡no hables más y hazlo!

jueves, 27 de octubre de 2011

No sé que tienen...



No sé que tienen tus ojos… yo no sé..

que se me clavan por dentro.. ¡no sé!

No sé ya cómo mirarte

¡y respirar al mismo tiempo!



Yo solo sé que me pierdo,

me pierdo por encontrarte

susurrando en mi cabello…

¡mujer, déjame besarte!



¡Ay! yo no sé que tienen

esos, tus ojos bellos,

que me acarician el alma

y en mi piel se tornan fuego.



Un fuego que me consume,

desde la falda hasta el pelo,

desde la planta del pie

¡hasta los rizos del cuello!



Un fuego que va vistiendo

mi piel de escarcha y deseo,

por morderte lentamente

todo entero ¡todo entero!



Eres como una tormenta

rugiendo sobre mi cuerpo

sobre esta boca, que hambrienta,

te busca ¡sin miramientos!



Eres como una estampida

justo en mitad de mi pecho,

cuando tus ojos me miran,

yo no sé… ¡yo no sé lo que me has hecho!

miércoles, 26 de octubre de 2011

¡Despójame de tí!




Despójame de ti ¡sal de mi carne!

No quiero ya sentir cómo me ardes.

No quiero que me bullas en la sangre

como un volcán de lava al despertarse.



Despójame de ti.. ¡yo te lo ruego!

No dejes que me siga consumiendo,

no permitas que yo muera en el intento

de borrar de esta mi boca, los besos que en tu boca perecieron…



Despójame de toda mi memoria.

No dejes ni un pedazo de tu cuerpo.

No quiero ni un vestigio de las horas

en las fluías en mí para morir en mi piel ¡rota en deseo!



¡Despójame de ti! ¡dame veneno!

Que no puedo arrancarte de mi pecho

y finge el corazón estar latiendo

cuando lo cierto es que se muere ¡en tu recuerdo!

martes, 25 de octubre de 2011

Te sé...



“En mis labios te sé, te reconozco, y giras y eres y miras incansable y toda tú me suenas dentro del corazón como mi sangre.”

Jaime Sabines



No me preguntes por qué pero te sé… Sé de ti y de tus miedos, de tus íntimos anhelos, de tus noches oscuras clavándose en el lecho, masticando soledades que te angustian y retuercen la osamenta de tu pecho.

Te sé… sé de tus labios pequeños, de tu boca redonda con sus redondos sueños, sé de todas tus caídas, de tus pequeños vuelos. De tus miradas erguidas pintándose en el cielo, lloviendo entre las sombras cuando se acerca el invierno.

Te sé y te percibo en cada pedazo de piel, en cada boca que beso, en cada labio callado donde cuelga la palabra hecha deseo .Te sé en el aire que respiro, en el aliento que me empuja a buscarte en mi recuerdo.

Te sé y te reescribo… en cada vocal que muerdo cuando te nombro y no llegas, cuando me abrazo al vacio de mis noches eternas.

Te sé mío, porque mío naces y mueres (y vives y amas y eres) cuando te pienso.

Te esperaba



Te esperaba.

Cada noche te esperaba

ansiosa por entregarte

mi boca de lunas blancas,

mi cuerpo dulce y amante

mi piel de caricias claras

sobre aquella luz brillante.



Te esperaba

con el arrullo del viento

entre mis labios mojados

y una mirada de besos

sobre mis ojos callados.



Te esperaba dulce, te esperaba tierna.

Te espera toda ¡desnuda y bella!



Bella y desnuda por dentro

bella y desnuda por fuera.

Te esperaba siempre con las manos llenas

de anhelos y sueños, sueños y quimeras.



Pero tú no llegabas ¡Tú nunca llegaste!

Te me hiciste frío al caer la tarde

Te me hiciste invierno sobre los cristales

donde un pétalo herido lloró soledades .



Te esperaba siempre, más nunca llegaste…



Te me hiciste ausencia sangrando en la carne.

Me abracé al destino, me emborraché de mares

y naufrague en los brazos de mil navegantes

solo por beberme el dolor de olvidarte.



Ahora ya no espero ¡por ti ni por nadie!

Ahora ya no muero al caer la tarde.

Ahora solo vivo cada breve instante,

¡y no tengo relojes que quieran buscarte!
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