Caminante de ojos tristes
¿por qué te vas tras las sombras?
¿por qué se visten de grises
las palabras de tu boca?
(las que callas, las que dices…)
¿Por qué enmudece la noche
para escuchar tus lamentos
mientras llega la hojarasca
haciendo cama al invierno?
Caminante de ojos grises,
¿por qué se consumen tus horas?
¿por qué esa mirada tan triste,
que hace sangrar a las rocas
un llanto de mar y salitre?
Ella se marchó una tarde
envuelta de espuma y de olas,
se desnudó de su carne
se despojó de sus costras,
se desangró en soledades
y dejó morir su boca.
Ella se marchó una tarde
bajo las farolas rotas,
sus labios agonizantes
murmuraban su derrota...
Ella se marchó en silencio
con el rumor de las horas,
llenando cada vacío
de la esencia de su aroma.
Ella se marchó despacio
dejándote tras las sombras,
caminante de ojos tristes…
de sus lágrimas, tú lloras
Pero aún puedes escucharla, desde el silencio del tiempo, va dibujando caricias entre los hilos del viento. Quieres sentir como llega, como te penetra dentro mientras susurra tu nombre y oscila un latido en el pecho, mientras acuna tu rostro con la yema de sus dedos y te sostiene despacio en el tramo de su vuelo.
Caminante de ojos grises, déjala surcar el cielo,
deja que su llanto limpie las heridas del silencio.
Ella se marchó una tarde, desapareció en el viento,
con su mirada de otoño tatuada en el recuerdo.
Ella se marchó despacio, con un adiós en el pecho,
caminante de ojos tristes… debes seguir tu sendero.