A veces me imagino como envuelta de soles,
sin tierra entre las uñas, sin huesos que se rompen
de tantos “vas y vienes” para llenar apenas
estómagos hambrientos de sólidas cuestiones.
Me acuerdo de las ratas, superviviente innoble,
que vive, mata y muere por escasas razones.
Los siglos la acompañan,
se erigen sobre el tiempo, la enfermedad y la raza
¿Será nuestro futuro? ¿Seremos roedores
que caminan en dos patas?
Hemos llegado lejos en apenas unas décadas,
pero seguimos siendo animales con corbata.
Vivimos como bestias, suavemente perfumadas,
justificando el medio, con el fin de ser personas
con su traje de canallas.
A veces me pregunto ¿qué sentido tiene esto?
Trabajar de sol a sol, hasta que sangren los dedos.
Ser hormiguita que guarda para construir su imperio
y luego terminar muriendo aplastada por las fauces
y las iras de la ley y sus gobiernos.
Me levanto cada día buscando un sol que no veo.
Lo busco entre los charquitos,
cristales de llanto amargo derramados por el suelo .
Lo busco entre las heridas, cosidas de desconsuelo.
Lo busco sin encontrarlo y me pregunto
¿hasta dónde? ¿hasta cuándo?
¿para qué seguir buscando aquello que nunca encuentro?
aquello que tanto anhelo, aquello qué sigiloso,
va asesinando mi tiempo y despoja la mirada
de todo rastro de sueños…
Y vuelve a rotar la tierra
sobre su eje pequeño,
con sus pequeñas estrellas
mirándonos desde el cielo.
Y vuelve a nacer el día
con esta pena en el pecho,
con esta herida que sangra y desangra
¡ la carne, la piel y los huesos!
Ya van llegando las ratas,
distinguidos roedores,
con sedas en sus corbatas,
sin piedad en sus corazones.
Van llegando hasta la puerta
¡gran imperio de gorrones!
se alimentan de miseria…
la miseria de los pobres.
Hormiguitas aplastadas
en zapatos sin colores.
En su pupila… la nada,
y en su alma mil jirones.
Aprende ¡aprende a ser rata!
que no te importe ¡que no te importe!
vive y muere ¡muere o mata!
por tan escasas razones.
Aprende ¡aprende a ser rata!
a ser canalla ¡que no te importe!
Que con la vida no basta
para ir pagando tantos errores…
Aprende… se iba diciendo
la hormiga en los callejones,
pensando ¿cómo vivir así?
¡sin sangre en los corazones!
Que poeta tan grande que sos, Angela. Y que orgullosa estoy de conocerte y tener la oportunidad de leer tu poesia..que hoy se me anudo como un grito. Humano, universal e igualador.
ResponderEliminarAbrazotes guapa.
Dejar plasmado como lo has logrado en tu poesía.. ese mensaje tan profundo.. es maravilloso..
ResponderEliminarDespués de un largo espacio sin pasar por tu blog, regreso por aquí de nuevo..
Un abrazo
Con mis Saludos fraternos siempre..
Feliz Año 2012 mis mejores deseos..