¿Por qué te escondes? ¿A qué le temes?
¿Es acaso miedo a descender por el tiempo
varado en la curvatura de mi espalda,
descubriendo los pliegues de fuego
que mi cuerpo rendido engalana?
¿Es que acaso tiemblas, si imaginas mis labios
descubriendo entre juegos de lenguas inquietas
la humedad desvelada en tu pecho icástico,
en tu piel de tierra de anhelante espera?
que germina en mis manos de flores blanquecinas
que dibuja los tramos con rumbo a la retina
de tus ojos, donde tu mirada evoca la mía?
¿Es que acaso ignoras, que vivo en el regazo de una estrella
anochecida bajo la luz de tu belleza
donde no hay espacio más allá de la certeza
de saberte en mi corazón, cuando un nuevo día amanezca?
Amor, ya más no te escondas,
que al mirarme en el espejo
me deshojas,
y la trémula desnudez ante el reflejo
me susurra que estoy sola
derramando mi ternura en estos versos.
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