No necesito silencios
para encontrar tu distancia,
para saber que no hay eco
en la voz ni en la palabra.
No necesito de juegos,
cuando la apuesta es el alma,
que entre la espalda y el pecho
¡yo ya voy pintando canas!
Aunque te sueñen mis besos
aunque te anhelen mis sábanas,
aunque te llore mi cuerpo y el deseo,
¡me rompa la piel de la entraña!
No es tiempo, yo sé que aún no es tiempo,
también sé que no hay mañanas,
que ya nos acecha el invierno
sin ver las flores del alba.
Me quedo con mis delirios,
con mis molinos sin aspas,
con la dulzura del río
y el frescor de la mañana.
Me quedo con cada sombra
que se tatuó en mi espalda,
con mis arrugas redondas
en mi piel tierna y quebrada.
Me quedo con esta loca
que me creció en la mirada,
que dibuja mariposas
en los flecos de la almohada
y va desnudando esas horas
en las que el verbo la llama,
y allí la sonrisa asoma
para mecerla en palabras.
Me quedo, aquí me quedo,
contemplando tu distancia,
me quedo en mi paso pequeño,
con esa, mi pequeña lágrima,
porque es verdad… aún te pienso,
aún te busco en mi ventana,
pero sé que en tu silencio
comienza, ese adiós y tu distancia.
Vaya combinación que sabe invadir el alma, distancia y silencio, amor y misterio.
ResponderEliminarA veces toco fondo, llorando parecidas lágrimas.
Bonito, como siempre.
Besos