Yo te invoco, palabra.
Yo te invoco,
en todo momento,
en todo silencio,
en toda forma, estado y raza,
en la estirpe de la entraña
en el linaje de las almas,
en la sangre derramada.
Si fueses tú…
si fuese tu nobleza proclamada,
dejaríamos de fabricar guerras
a punta de pistola y bala,
dejaríamos de asesinar la belleza
de esta tierra que se muere desangrada.
Si fueses tú,
embajadora del miedo,
traductora de las almas,
representante del tiempo
en un reloj de esferas blancas,
si fueses coronada reina
con tu voz suave y calmada,
hallaríamos la manera
de preservar lo que queda,
de alimentar las quimeras
y construir nuevamente,
un mundo,
que no se muera gritando
en el estruendo de la inconsciencia
que no se muera penando
en un silencio sordo de líquidas tristezas.
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