A vos
que dibujasteis mariposas en la arena
y a manos llenas descifrasteis el color
de amaneceres sobre el pico de una estrella
con un beso en la mirada y los párpados en flor.
A vos,
que recitais en mis silencios un poema
y sois silencio en el arrullo de mi voz
y me abrazais de invierno en esta primavera
y me empapais de intensa lluvia a pleno sol.
A vos,
que desgastais el verbo a verbo hasta la médula
para cubrirlo por entero de ese amor
que se alimenta de la sangre hecha de letras
y recompone fibra a fibra un corazón.
Y es que vos sois, una vacuna a la tristeza,
una longeva melodía a media voz.
Una caricia que se muestra siempre tierna
y que cubre con sus ojos los estigmas del reloj.
Sois la palabra sostenida en una cuerda
que balancea entre sus dedos la razón.
Sois el delirio que se muestra en la tormenta
y sois la calma que sustenta un corazón.
A vos os cedo la ternura que me acecha.
A vos os dono los paisajes de mi voz.
A vos os nombro en mi castillo, la princesa,
a vos ¡poesía! ¡quiero entregaros mi amor!
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