Yo ya no sé mirarte de otra forma,
tan solo con los ojos de la vida.
Con estas pestañas tan borrosas
que llueven a menudo en la cortina.
Te miro desde el tiempo ya sin horas,
desde un rincón de ayeres sin sonrisa,
desde la luz azul hasta la sombra,
te miro ya sin voz, desde la herida.
No quiero derrumbar todos los puentes,
no quiero que el olvido tenga prisa,
mas, llegamos hasta aquí un tanto ausentes
y somos una suma descosida.
Yo ya no sé mirarte de otra forma,
tan solo con los ojos de la vida,
con un mantel oscuro en la mirada
y un mar de dudas gris en mis orillas.
Y nado en el naufragio de mis horas,
navego entre la niebla de mis días.
La luz intermitente en la farola
no alcanza…
no alcanza a iluminar mi alma sombría
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