Yo sigo aquí.
Con las manos rotas,
la ilusión partida
en las noches que rugen,
empapan y gritan.
Y sigo aquí
a pesar de que el alma
se quebró de abajo a arriba,
de arriba a abajo
y se reinventa cada día
y me grita (como diría mi amiga) ¡Al carajo!
para sentir que late, que sigue viva.
Yo sigo aquí,
a veces con la mirada perdida
esa que partió en busca
de alguna sonrisa que murió,
o tal vez no,
tal vez solo esté dormida
como la bella del cuento,
que entre amores resurgía.
Pero no,
esto no es un cuento,
es la “puta” realidad como consigna
perdón, quise decir:
dura realidad que me destripa.
¿Esperanza? No. Son tan solo retazos
de locura perdida.
Y sigo aquí.
Rota, cosida, destripada, remendada
¡ y al ruedo de la vida!
A morder los cuellos,
a pisar heridas,
a entregar patadas
y alimentar rencillas.
Groucho Marx decía:
“ He pasado una noche estupenda.
Pero no ha sido esta”
Yo añadiría:
He soñado una vida estupenda.
Pero no ha sido esta.
Hoy quiero parar mis pasos.
Pintar de rojo vivo mis labios,
besar a la luna, plantar un árbol,
encender una hoguera
y prender de tiempo mis años.
Quiero rozar la noche,
llenar de ternura mis manos.
Reírme de mi sombra,
de la vida, del pasado,
ser caricatura de mi misma,
sin tener que llover sobre mojado.
Quiero abrazar a mi sangre,
subirme a un columpio
en ese parque de antaño,
dejar que despierte esa niña
que aún vive, que aún late
¡que se está sublevando!
Quiero arrullar los días,
llenarlos de calma, pintarles sonrisas
y al cerrar los ojos, dejar que la brisa
me arrope de viento, de tiempo, de vida.
Dejar que la vida por fin…. sea caricia.
Venga mi madrileña, hagamos caso al corazón, dame la mano, corramos por el parque, montemos los columpios con el pelo suelto, cantemos una hermosa canción de aquellos tiempos...
ResponderEliminarUn besote mi madrileña
La vida no es caricia, precisamente es todo lo contrario, por eso se nos brindó a nosotros mismos las manos con ese don. Y yo me disfrazo de pulpo si es necesario, sí?
ResponderEliminarBesos mi cielo, como siempre, un poemazo.