Deja que la noche nos envuelva,
que nos guíe con su manto
de nocturna oscuridad.
Deja que sonrían los silencios,
que se besen las miradas
que aún nos quedan por mirar.
Llevo entre mis labios el rocío,
la humedad fresca del río
y tu nombre aún por nombrar.
Llevo la mudez que hay en un lirio,
el sonrojo y el delirio
que a tu boca ha de llegar.
Deja que la piel blanca se encienda,
con el fuego de esa mecha
con el fuego del hogar.
Deja que mis manos te conmuevan,
te acaricien, te contengan,
hasta hacerte suspirar.
Llevas en tus ojos la hojarasca,
los otoños que aún me alcanzan
entre aromas de azahar.
Llevas en tus manos la nostalgia,
un destello de esperanza
que aún te abraza al despertar.
Deja que florezca la palabra,
que regrese la mañana
tras el nítido cristal.
Deja que me arrope con tu alma,
que te arrope con mi calma
y empezemos a volar.
Sin rumbo y sin tiempo, cómo no dejarse amar?
ResponderEliminarBuen finde Ángela.
Besos