Sigilosa me deslizo
por el tiempo del destiempo,
desandando los caminos
que rompieron nuestros egos.
Sigilosa.
Tengo miedo.
Tropezamos tantas veces,
corazones malheridos,
que dormitan entre sueños,
marchitos en el olvido.
Me deslizo.
Para ser caricia viva
y latir en tu latido,
agito con fuerza mis alas
y vuelo de nuevo contigo.
Te miro.
Como antes, como siempre,
pero el ímpetu es distinto,
yo soy otra, tú eres otro,
aunque seamos los mismos.
Quizá las horas dormidas
despertaron los sentidos,
y aprendimos que los puentes
se van construyendo unidos,
que no hay atajos, ni sendas,
dónde esconder lo vivido,
que los naufragios te enseñan
a respirar despacito,
a nadar contra corriente,
a cambiar lo que está escrito.
Te siento.
Y sé que tus ojos me buscan
queriendo descubrir de nuevo,
el susurro de mi piel
cuando en tu mirada me pierdo.
Y en tus manos nacen alas
para vestirse en mi cuerpo,
y en tus labios mil palabras,
dónde ayer hubo silencio.
Me deslizo muy despacio,
solo para sentir,
que en ti me quedo latiendo.
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