Murmuran las aguas del río (en mis manos vencidas)
siguiendo su curso en esta oscuridad.
Me susurran, cual leve gemido,
que entre luz y sombra, en mí siempre estás.
Inquietas, me cuentan historias, (conjugan tu verbo)
de gotas de lluvia que quieren ser mar.
Sirenas, nadando en tu cuerpo,
bebiendo en tus labios de luna y de sal.
Murmuran las hojas caídas (desnudas, vestidas)
en aquel otoño que no volverá.
Susurran, envueltas de brisa,
y a lomos del viento, se dejan llevar.
Te miran, desde este silencio (de ceniza y fuego)
donde nunca estás.
Te olvidan, como se olvida un latido (¿cómo se olvida?)
tatuado en el pecho a cada palpitar.
Cortezas de un árbol marchito
bebiendo certezas, (sangre entre mis venas)
¡raíces sesgadas que no crecerán!
Murmuran mis manos vencidas,
conjugando verbos que no volverán.
Desnuda de otoño y deseo, de ceniza y fuego,
sin sangre en las venas aprende a olvidar.
esta asturiana te da miles de gracias por hacer que nuestra alma se deleite con tan bellisimo poema que nos regalas, un besin muy grande.
ResponderEliminarGracias a ti Ozna, por pasear por aquí con esa hermosa sensibilidad. Un abrazo grande
ResponderEliminarMuy lindo sentir mi querida Angela.
ResponderEliminarTe dejo un abrazo sin olvido.
Mi querida Rose, lo lindo es tenerte aquí. Un abrazo enorme para ti.
ResponderEliminarAhhhhh, nooooooo, es demasiado, me leo en cada una de tus letras, no me hagas llorarrrr.
ResponderEliminarAchuchones
muY bello.
ResponderEliminarY, me encanta la conjunción de elementos de la última estrofa (todos los que estaban entre parentesis)
Mucho sentimiento y buena composición.
Un abrazo.