Ven. Acércate. No digas nada.
Que he visto en tus ojos el brío,
el ansía, el deseo encendido,
las ganas de romper mi cuerpo
contra tu hermosa pasión.
Ven. Acércate. Quédate aquí.
Escribiendo tu nombre en mi espalda,
tatuando en mi cuello parábolas
con tus labios, esos labios que me embriagan
y arrancan de mi silencio un gemido que te llama.
Ven, más cerca… ven.
Que quiero pintar tu aliento
con el color de mi piel.
Tus ojos con mi mirada,
tu boca con mis palabras,
tus caricias con mis ganas,
y tu alma…
tu alma quiero pintarla
con la luz de esta ternura
que me está mordiendo el alma.
Ven, quédate en mí.
Como si nada más importase,
nada, más allá de este instante,
en el que puedo encontrarte
acurrucando en tus alas,
todo ese amor que te nace.
Cuando se cobija el amor, que nada importe...
ResponderEliminarBesitos miles