Ayer anochecí sin ti, por vez primera,
desde que mi memoria te contiene y te recuerda,
anochecí sin ti.
Con las sábanas empapadas de tristeza
y una lluvia de recuerdos opacando la mirada
buscando cobijo en la oscuridad de mis grietas.
Anochecí sin el tacto de tus dedos,
sin la caricia de tus labios sobre mi almohada,
con el frío del silencio recostado en el pecho,
haciendo guardia a los pies de mi cama.
Anochecí en un estallido de sombras,
en un tenebroso baile de máscaras,
donde fingimos que nada nos importa
y mantenemos en pie nuestra coraza.
Y nos vestimos de orgullo,
estrategia vil que nos ampara,
para alimentar el ego de los tiempos
y contener la herida desangrada.
Anochecí rompiendo el latido,
en el punto exacto en que se alzaba
para rebelarse con renovado brío
y clavarse en el costado,
justo allí…donde respira el alma.
No seré yo quien rompa la tregua
cuando despunte en el cielo la alborada,
aunque me clave puñales en la lengua
para acallar el grito helado que te aclama.
No. No seré yo quien cruce la trinchera,
y rinda pleitesía a la esperanza
de que tal vez se termine ya esta guerra
y aprendamos de nuevo a sonreír,
cuando nos sorprenda la luz de la mañana.
Pero ayer… ayer anochecí sin ti
mientras se instalaba la pena en la mirada
y en mil cristales de llanto, te rompí,
para arrancarte de mi pecho en cada lágrima.
cuanta belleza y sensibilidad emanan tus sublimes letras¡¡¡ esta asturiana te manda un besin muy grande y te da las gracias por acariciar nuestros sentidos y emocionar nuestros sentimientos con tu fragante esencia.
ResponderEliminarAdmiro de vos esa capacidad tan grande de poetizar sobre situaciones concretas y conocidas. Sabes ponerle verso a todos los momentos, y versos grandes. A veces, aunque sea cada tanto, es bueno anochecer con uno mismo, sin alimento ajeno, sin otros sueños ni otras metas que uno mismo.
ResponderEliminarUn abrazote guapa.